El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y su fuerza partidaria Nuevas Ideas están a punto de controlar el Congreso y la vida política del violento país centroamericano.
Su victoria legislativa era cantada porque los partidos tradicionales como el FMLN y ARENA están en bancarrota y con dirigentes prófugos y arrestados por corrupción. Esa coyuntura ha sido aprovechada por un hábil Bukele, a quien le gusta la confrontación y es autoritario, en un país donde la fuerza se impone en las calles y en las maltrechas entidades públicas.
Ahora con este resultado, que gusta a muchos y preocupa a otros tantos, es que se va a saber si Bukele, exmiembro del FMLN y de origen palestino, es demócrata de verdad y tiene un plan para El Salvador.
Las alarmas están puestas porque la experiencia ha demostrado que la concentración de poder y el mesianismo político son peligrosos. Les toca a los salvadoreños defender su democracia, que ahora tiene un todopoderoso de derecha llamado Bukele, el presidente de las redes sociales.