Alrededor de 17 panameñas, profesionales todas, aspiran al cargo de magistrada del Tribunal Electoral en reemplazo del chiricano Heriberto Araúz, a quien se le vence el período.
El Pleno de la Corte de forma coyuntural está contralado en su mayoría por magistradas y tienen una oportunidad de oro para marcar una diferencia y autonomía designando a una mujer en el máximo órgano de custodia de nuestra democracia, como lo es el Tribunal Electoral.
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Llegó la hora para que una mujer quite la sombra que dejó la nefasta Yolanda Pulice cuando se arrodilló y fue marioneta de los militares en el Tribunal Electoral en los tiempos de la dictadura de Noriega.
Sobran las aspirantes con quilates para que el Pleno de la Corte se luzca y de una vez por todas marque la diferencia y no se deja influenciar por el Ejecutivo ni por la Asamblea Nacional.
Hace falta mucha cultura cívico-electoral y ya sabemos que si no se nombra a una persona independiente, los enemigos de nuestra democracia siempre tratarán de torcer las normas para sus apetitos políticos y una mujer honesta puede hacer la diferencia.