Las líneas 1 y 2 del Metro de Panamá y Mi Bus fueron pasos acertados en la movilidad en el país, pero los piratas, excesivos taxis, los buses alternativos siguen siendo parte del desastre que todavía existe y que el Tránsito no se inmuta en corregir.
Todos los días los usuarios del transporte público viajan al infierno y al paraíso simultáneamente, como si se tratara de una divina comedia.
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Y es así porque el servicio del Metro es de primer mundo, eficaz, barato (porque la tarifa es baja por politiquería), pero al mismo tiempo es infernal cuando los pasajeros tienen que agarrar una chiva, un bus, pirata o taxi para llegar a la línea 1 o 2 del Metro. En esos servicios los pavos no han desaparecido, las tarifas son cambiantes, las regatas y el manejo desordenado persisten y ni se diga del irrespeto, vulgaridad y todo lo que se dijo una vez que se iba a acabar con la llegada de Mi Bus y el Metro.
Como el transporte público sigue siendo salvaje e ineficiente, es una pena que Mi Bus haya suspendido temporalmente rutas troncales y que el Metro todavía no llegue al Oeste ni pase por la Tumba Muerto.