Miles de personas en Panamá y el mundo defendieron con todo derecho su decisión de escoger, decidir y guiar su vida y las de sus familias durante la pandemia de la covid-19 porque esa prerrogativa no puede ser delegada a ningún gobierno.
Ahora que luego de dos años se efectuarán los carnavales en todo el país, el único llamado a todos los ciudadanos es que sean responsables con sus actos y omisiones porque la fiesta del pueblo se llevará a cabo en medio de la covid-19, viruela del mono, gripe estacional y otras amenazas a la salud de la población.
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Las autoridades sanitarias y policiales saben que es complejo controlar el flujo masivo de personas, por lo que se espera que haya diversión, pero con actos de responsabilidad.
Los escapes sociales como el carnaval son necesarios para una sociedad tan golpeada como la panameña, pero lo que no puede permitirse es que se eleven los riesgos y comportamientos que pongan en peligro la salud y la seguridad de la mayoría. A eso se apela para estos días de farsa.