La democracia se fortalece, entre otras cosas, con los procesos electorales transparentes. Y es innegable que tres semanas después que se inició el trámite de recolección de firmas para aspirantes a candidaturas por libre postulación, son muchas las lecciones observadas y que hay que ir anotando.
Entre ellas está el oportunismo de los políticos tradicionales que apuestan a sacar ventajas de una herramienta pensada para quienes desde fuera de los partidos desean promover un cambio en la forma de administrar la cosa pública.
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Este es un aspecto que deberá evaluar la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE), cuando se vuelva a reunir, si a futuro no queremos experimentar con estas candidaturas las frustraciones que históricamente nos han generado las postulaciones partidistas.
Paralelamente, se necesita un Tribunal Electoral firme, con un equipo humano reforzado y tecnología de avanzada que sea capaz de adecuarse a los cambios y generar la confianza que debe emanar de una institución de su naturaleza.