La mayoría de los políticos son como una peste.
Y eso no va a cambiar. La única respuesta posible es una sociedad con pensamiento crítico y con información correcta que les permita decidir.
Solo hay que salir a la calle y observar las vallas, letreros y banderas de los candidatos diciendo lo mismo de siempre y tratando de captar el voto en medio de las necesidades de sus copartidarios para luego ellos llegar al poder y convertirse en un Pineda, Benicio, Yanibel o Crispiano.
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Tristemente la mayoría de estos políticos no quieren un cambio social ni un progreso comunitario, sino tener a una sociedad dependiente de subsidios y por ello los centros escolares públicos son un desastre, el agua potable es un dolor de cabeza y cada vez hay menos seguridad en las calles, entre otros.
Les toca a los panameños escoger bien y pasar de la crítica a la participación, porque mientras unos se quedan en su comodidad diaria, otros están atendiendo a los barrios las 24 horas del día para seguir siendo “capos electorales”.