Ya sabemos que los alcaldes y representantes son políticos por excelencia, pero su nivel de descaro ya raya en el atrevimiento porque lejos de defender al pueblo y a los ciudadanos, se cuadran con sus copartidarios, amigos, y colegas para aferrarse a un puesto que no está al servicio de la mayoría.
Resulta que los inadaptados de una agrupación municipal harán una marcha de respaldo a Tanque de Gas porque los funcionarios electos no pueden estar sometidos a la revocatoria de mandato. ¿Acaso ellos no se dan cuenta de que el poder emana y lo tiene el pueblo?
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¿Por qué no defienden las consultas públicas bien hechas, no propician la transparencia y ayudan a empoderar a los ciudadanos a fiscalizar las gestiones de los gobiernos locales?
Pobre papel hace esta organización de alcaldes y representantes que se opone al pueblo, pero defiende el clientelismo, los dobles salarios, los gastos de representación y todas las prebendas de las que han gozado la mayoría de autoridades locales, que tienen en común el descaro y la mediocridad.