A inicios de la presente semana, el Tribunal Electoral estableció los topes de financiamientos privados que pueden recibir los candidatos a distintos puestos de elección. El proceso es uno de los más importantes dentro de la contienda electoral que tuvo su punto de partida el pasado 1 de junio.
Y su valía radica en los controles que debe ir incorporando el proceso electoral panameño para evitar que el narcotráfico y el crimen organizado se sigan infiltrando.
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En los últimos años se ha hecho evidente la apuesta que vienen haciendo los delincuentes para tener fichas e influencias en las más altas estructuras de poder. Y como el blindaje de nuestro sistema electoral está lejos de ser infalible, es importante que en esta etapa del proceso los electores y aquellos aspirantes a ocupar cargos públicos permanezcan vigilantes ante cualquier señal o intento de personas al margen de la ley por penetrar candidaturas.
El dinero, sobre todo el mal habido, deja huellas que un ojo avispado es capaz de detectar. Seamos supervisores de un proceso honesto y justo.