El dinero sucio de Odebrecht garantizó una vida de lujos para políticos y funcionarios, gracias a los millonarios sobornos que inyectó desde que aterrizó en Panamá, en 2006. Pero no solo eso.
La causa judicial más importante del país incluye la incautación de más de 40 bienes adquiridos por algunas de las 36 personas que deben enfrentar el juicio del siglo, previsto para mañana, 27 de septiembre. Desde la inversión de los hermanos Martinelli Linares en el proyecto turístico-residencial Pearl Island –al que le reconocieron $292 millones públicos en créditos fiscales para el turismo–, pasando por un terreno en Costa del Este del exministro Federico Suárez Cedeño, hasta llegar a nuevas fincas de Frank De Lima, las operaciones muestran que, en la carrera para blanquear, las propiedades tienen un capítulo aparte, y las inmobiliarias involucradas –y otros sujetos no financieros obligados– son muy flexibles con el cumplimiento de la ley.
Al menos, 10 de los 36 llamados a juicio habrían intentado blanquear dinero a través de este mecanismo. Además de los hijos del expresidente Ricardo Martinelli, la lista incluye a su “amiga íntima” Aurora Muradas, así como exfuncionarios, como Carlos Ho o Danna Harrick y exministros.
Todos siguieron el mismo patrón y recurrieron a testaferros o a expertos para que los ayudaran en la tarea. El más destacado de ellos –Mauricio Cort– lo hizo para tres de los imputados.
“El conseguidor”
En el expediente, Mauricio Cort es el más sobresaliente de los perfiles en el diseño de estructuras para blanquear el dinero de Odebrecht. No solo porque estuvo involucrado en operaciones inmobiliarias para 3 de los 36 llamados a juicio, sino porque esas maniobras se conocen gracias a que él mismo las contó.
Español, abogado por la Universidad Santa María la Antigua, en 2017 Cort acordó con los fiscales contarlo todo a cambio de una reducción de pena por sus crímenes. “Nos dio información eficaz, importante para nuestro expediente, porque advierte bajo qué circunstancias se abren las cuentas y de quién recibía las instrucciones”, dijo la fiscal superior Zuleika Moore en su informe al país en 2018.
Las instrucciones las recibía de tres personas: el exministro de Obras Públicas Federico Suárez y dos de los hermanos Martinelli Linares, quienes le pidieron abrir sociedades y cuentas bancarias en el circuito andorrano, para camuflar los millones que el gigante brasileño les tenía reservados por sus gestiones y favores, como agilizar pagos.
Para Luis Enrique y Ricardo Alberto Martinelli Linares, Cort compró al menos seis. Todos de lujo.
Uno es el proyecto residencial de la isla Pedro González, cuya cara visible es Guillermo de Saint Malo. En el expediente están todos los comprobantes de la inversión. ¿Quién compró? Fundación MCJJ. ¿A quién? A Pobladores, S.A. ¿Por cuánto? $300 mil. ¿Cuándo? En marzo de 2013. ¿Y para quién? Para los Martinelli Linares. También hay registros bancarios y societarios de los vendedores, con el detalle de los beneficiarios de las cuentas y de cada uno de los accionistas.
Al Grupo Los Pueblos le compraron propiedades en las islas artificiales cuya construcción fue declarada inconstitucional, Ocean Reef. La iniciativa es del empresario Mayor Mello Alemán, cuyo grupo además desarrolló el proyecto Playa Escondida, al que también se le reconocieron incentivos turísticos mediante créditos fiscales por más de $300 millones.
Casi un año atrás, el 30 de noviembre de 2022, el periódico El País de España incluyó documentos de la Banca Privada de Andorra (BPA) vinculados a la compra de ambos bienes en el reportaje “El ‘conseguidor’ español que sedujo a las constructoras en América”. Ambos proyectos tienen otra cosa en común, además de haber aceptado dinero dudoso: sus accionistas o empresas fueron donantes de campaña del presidente Laurentino Cortizo.
Los Martinelli Linares también habrían lavado el dinero con la compra de apartamentos de lujo en la capital de España, Madrid, y en Miami (Estados Unidos); así como helicópteros, buques y hasta acciones en Digicel, entre otros.
‘El camino del rey’
Odebrecht también inyectó dinero a otras “inversiones” canalizadas por Cort para el exministro Suárez Cedeño, otra vez a través de la Banca Privada de Andorra (BPA).
El “conseguidor” recibió dinero de Odebrecht para Suárez Cedeño en la cuenta de la sociedad Cort Business Brokers & Consultors. El laberinto montado a partir de allí es de postas infinitas, hasta terminar comprando una unidad en el PH Mediterráneo Loft, por $220 mil.
Da la sensación de que Suárez Cedeño se lo compró a sí mismo, ya que fue beneficiario por partida triple: de la Constructora Suárez, que lo construyó; de Loft Holdings, Inc., que abrió el bufete Ackerman, Rognoni & Calenkeris para crear el proyecto inmobiliario, y de Camino del Rey, S.A., a nombre de quien puso la unidad 16A. Suárez Cedeño tenía, en ese momento, participación en las tres sociedades.
“Fue una instrucción directa del señor Suárez para la compra de un apartamento, consistente en la finca 708748, operación que se soportó con un contrato de compraventa” de la sociedad Camino del Rey a Loft Holding, dijo Cort a la Fiscalía. Se trata de un edificio en el barrio El Cangrejo, en la capital del país, cuyos interiores pueden verse en varias webs de promoción inmobiliaria.
Cort también gestionó para Constructora Suárez una sociedad con el Grupo Tzanetatos, según contó Haralambos Tzanetatos a los fiscales. “La modalidad que se utilizó fue un contrato o acuerdo de participación, mediante el cual el señor Tzanetatos traspasa una propiedad a una nueva sociedad donde ambas partes son socios”, agregó Cort, según consta en la vista fiscal.
El abogado de Cort dijo entonces lo que suelen decir los abogados cuando salta a la luz algún caso de lavado de dinero oscuro por sobornos o corrupción: “De parte del bufete, hubo una prestación de servicios dentro del marco de la legalidad”. De todas maneras, tuvo que confesar sus delitos para reducir la condena y pagar una multa de $1.6 millones.
Cursos en Harvard y otras joyas
Panabrecht, la primera base de datos interactiva de la causa Odebrecht en Panamá, arroja 91 interacciones entre sociedades, bancos y personas para la compra de bienes, como apartamentos, fincas y otros, por más de $30 millones.
Los hay extravagantes, como los helicópteros y buques de los Martinelli Linares; pretenciosos, como un Mercedes Benz para la exdirectora del Consejo Nacional de Desarrollo Sostenible (Conades), Danna Harrick; y numerosos, como las fincas del exministro de Economía y Finanzas (MEF), Frank de Lima.
El patrimonio de De Lima creció abruptamente en su paso por el MEF. Entre 2012 y 2014, adquirió fincas y proyectos a través de dos testaferros que contaron todo a los fiscales. Las compras tuvieron una vuelta entreverada con un puñado de sociedades, cuentas en Luxemburgo y Suiza, diez facturas y cheques de gerencia, hasta llegar a otras sociedades que finalmente obtuvieron cosas como un inmueble en Plaza Camino de Cruces, un diplomado en Harvard Kennedy School y un curso en la Universidad de Pensilvania.
En el llamado a juicio, la jueza Baloisa Marquínez destaca que siendo ministro, De Lima fue beneficiario de transferencias de Odebrecht mediante un esquema “estructurado y sofisticado” y, a cambio, agilizó el pago de proyectos a la empresa. “Siempre había preguntas sobre los pagos que se hacían hacia José Luis Saiz Villanueva por parte del ministro Frank de Lima, si estaba al día, si no estaba al día y ese tipo de preguntas”, dijo a los fiscales André Campos Rabello, el hoy exjefe de Odebrecht en Panamá.
Algunos de los bienes de De Lima fueron aprehendidos por el MP, igual que el helicóptero, los buques y algunas fincas de los hermanos Martinelli Linares. En total, el Estado recuperó $15.3 millones por 15 de los bienes identificados en la estructura de pago de sobornos y lavado de dinero de Odebrecht entre 2017 y 2019. Otros no, como la inversión de ensueño en Pearl Island y las joyas de la “amiga íntima” del expresidente Martinelli.