La posición geográfica de Panamá, que para cuestiones económicas y estratégicas nos brinda muchas ventajas, también nos juega en contra en temas como narcotráfico, crimen organizado y migración ilegal, entre otros.
El último de estos problemas ha sido abordado con tibieza por muchas administraciones de gobierno, que han carecido de la pericia para elevar la discusión al ámbito internacional y, a partir de allí, promover iniciativas integrales.
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De allí que la actual coyuntura en la que el país es sede para el análisis de la realidad migratoria en la región es la ideal para que Panamá se posesione como un actor fundamental en el abordaje de este tema, primero porque le afecta drásticamente y, segundo, porque destina para su tratamiento recursos económicos y humanos que bien podrían ser empleados en otras áreas de necesidad social.
Así como la creación de políticas públicas para atender las necesidades de la población requiere talento, de igual manera el tratamiento de la realidad migratoria regional y mundial precisa de acciones integrales y coordinadas, pero, sobre todo, realizables.