Con el 2024 llegando a su fin, Panamá se prepara para dejar atrás una temporada lluviosa que vino con todo: inundaciones, ríos desbordados, daños en caminos rurales y hasta comunidades incomunicadas. Luego del impacto de la tormenta tropical ‘Rafael’, el país encara ahora el reto del verano 2025, cuando la lluvia cederá el paso a la sequía.
Las autoridades meteorológicas, según el Instituto de Meteorología e Hidrología de Panamá (IMHPA), aseguran que el clima se mantiene en fase neutral, sin la influencia directa de El Niño o La Niña. Esta condición podría extenderse hasta el primer semestre de 2025, evitando extremas oscilaciones climáticas. Sin embargo, esto no significa que debamos confiarnos.
El Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) ya puso manos a la obra: a partir de enero iniciará la perforación de pozos en áreas como Coclé, Veraguas, Herrera, Los Santos y Chepo. La directora Nacional de Ingeniería Rural y Riego del MIDA, Marilyn Ramírez Ferrari, explicó que están atendiendo las necesidades de pequeños y medianos productores, quienes han solicitado más de 30 perforaciones. Cada provincia cuenta con un presupuesto de alrededor de 25 mil dólares para este tipo de iniciativas, siempre y cuando los solicitantes cumplan ciertos requisitos, como el número de bovinos o el tamaño de sus fincas.
Además, el plan de sequía 2025 prevé la construcción de abrevaderos y el mejoramiento de caminos rurales. Por ejemplo, en Herrera se trabaja en un tramo de 28 kilómetros que beneficiará a más de 200 productores, facilitando la movilización de insumos y alimentos, incluso en condiciones climáticas adversas.
Por su parte, el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) refuerza la seguridad hídrica del país. Equipos técnicos monitorean las cuencas hidrográficas para detectar a tiempo posibles disminuciones en los niveles de agua. También se preparan operativos especiales durante la época de carnavales, donde se supervisará la extracción de agua cruda para uso recreativo, garantizando un uso sostenible de este recurso.
A medida que el país deja atrás las intensas lluvias del 2024, las autoridades hacen un llamado a la prevención y la adaptación. La tarea no es fácil: el objetivo es garantizar el agua necesaria para la agricultura, el consumo humano y las actividades cotidianas, incluso cuando la lluvia le dé paso al ardiente sol del verano panameño.