Ansiedad, miedo descontrolado, taquicardia o, en algunos casos, la muerte. Estas son las consecuencias que hay que tener presente en todas las celebraciones de Navidad y Año Nuevo con los perros.
Ha habido otros casos de perros atropellados o heridos al intentar huir debido al pánico que les provoca el ruido de los petardos.
La fobia de las mascotas a los fuegos artificiales y las tormentas está documentada en varios estudios. Si para los humanos es molesto, es peor para los perros, que tienen los oídos muy agudos.
El doctor Gregory Berns, neurobiólogo especializado en el comportamiento canino, señala que los perros no tienen “la capacidad de racionalizar su ansiedad y puede que sufran una forma más cruda e intensa de terror”. Además, la detonación de petardos cerca de un perro puede dañar su oído de forma irreversible.
¿A CUÁNTOS AFECTA?
No se conocen muy bien las razones de por qué unos perros sí y otros no sufren con el ruido producido por los petardos. Se barajan patrones adquiridos, como los perros de caza, por ejemplo, que se acostumbran a los ruidos fuertes por las detonaciones de las escopetas. Pero también puede estar relacionado con esa pérdida de oído.
Un estudio más amplio de la Universidad de Oslo señala que los petardos y los fuegos artificiales son los principales causantes del terror, por delante de otros ruidos fuertes, como los truenos.
IDENTIFIQUE EL MIEDO
El primer síntoma es que el perro adopta una postura más de alerta, donde evitará hacer cosas que lo dejen expuesto y vulnerable, como comer, beber agua, dormir, o incluso hacer sus necesidades con la misma frecuencia que acostumbra hacer.
La postura corporal baja, encorvado, con las orejas abajo, pupilas dilatadas, cola hacia abajo o entre las patas traseras son síntomas de que un perro está asustado o estresado. Además, puede quedarse lamiendo su hocico y mostrando los dientes.
Los síntomas más extremos son la salivación excesiva, taquicardia e incluso ponerse agresivos. Algunos perros pueden esconderse y hacer de todo para intentar escapar. Si el animal se esconde debajo de la mesa, de la cama o en cualquier otro lugar, lo mejor es no sacarlo de ahí y dejarlo tranquilo, ya que se siente más seguro. Otra forma de lograr que se sienta seguro es ofrecerle algún juguete.
Agacharse para hablarle con “voz de bebé” no es una buena opción, ya que el perro puede entender que el humano tiene miedo también.
Si el perrito salta y pide que lo cargues, se aconseja no alzarlo, ya que esto puede ser entendido como una señal de inseguridad. Siempre es mejor mostrarse natural, que sienta que todo está bajo control y hacerle saber que está seguro y protegido.



