El presidente de Panamá, José Mulino, enfrenta una fuerte ola de críticas tras designar a su hermano, José Javier Mulino, como embajador en Portugal. A pesar del rechazo público, el mandatario defiende su decisión, asegurando que su hermano es una persona cualificada y con experiencia en el ámbito diplomático. “Es una persona preparada, ha sido embajador de Panamá en otro país y tiene el conocimiento necesario para representar a nuestro país en una nación tan clave como Portugal, especialmente en el contexto de la Unión Europea”, afirmó el presidente.
José Mulino también mencionó que su hermano ha enfrentado dificultades laborales en el pasado debido a su parentesco, lo que añade un matiz personal a la controversia. Asegura que una de las principales tareas de José Javier en su nuevo puesto será trabajar para eliminar a Panamá de las listas discriminatorias impuestas por Europa.
A pesar de las explicaciones del presidente, la reacción del público ha sido negativa. En las redes sociales, los ciudadanos expresan su descontento con comentarios que critican la falta de un proceso formal para la selección del nuevo embajador. Frases como “por lo menos hubiera hecho el simulacro de concurso y no elegirlo de a dedo” y “ese tipo no tiene estudios en diplomacia” reflejan la frustración de quienes ven esta acción como un acto de nepotismo.
Las voces de protesta se han multiplicado, y muchos argumentan que esta designación no solo carece de legitimidad, sino que también demuestra una “doble moral” en la administración. Otros se preguntan sobre la transparencia en el proceso de selección de funcionarios públicos, sugiriendo que es necesario establecer criterios más claros y objetivos para este tipo de nombramientos.
A medida que la controversia se intensifica, la administración de Mulino tendrá que enfrentar la presión pública y la necesidad de justificar sus decisiones. La confianza en el gobierno puede verse afectada si las percepciones de favoritismo y nepotismo continúan resonando entre la población.