Costosos ventiladores mecánicos que estuvieron “mucho tiempo en bodega”, con daños, incompletos, softwares desactualizados y sin garantías, cuya manufactura data del 2013 y 2014, llegaron a cuatro hospitales públicos por órdenes de la Presidencia de República para ser utilizados con pacientes de la covid-19.
Así lo pudo corroborar La Prensa, que obtuvo cartas en las que personal de Biomédica de cuatro hospitales locales reportaron múltiples irregularidades con los equipos recibidos en marzo y abril pasado, hechos que fueron del conocimiento de la entonces ministra de Salud, Rosario Turner.
Fueron 32 ventiladores vendidos al Estado por Primo Medical Group Corp., no autorizada para la venta de equipos del fabricante alemán Dräger y que tampoco está en la lista de oferentes de equipos de cuidados intensivos, según las cartas.
Todo era parte de una compra de 53 ventiladores, por $2.3 millones, por la que, tanto autoridades como empresarios, evitan responder.
Los directivos de Primo son los hermanos Bogarín Rangel, originarios del Estado de Zulia (Maracaibo, Venezuela).
Precisamente, en ese país suramericano tíos de los directivos de Primo sí son distribuidores de Dräger, a través de la empresa Continental Médica, que también ofreció en esta pandemia ventiladores manufacturados en 2012 a centros médicos de ese país. Pero allá fueron rechazados por la vejez del equipo.
Hilos familiares y comerciales unen a los empresarios venezolanos con los establecidos en Panamá.
Para obtener información en Venezuela, La Prensa se alió con el sitio periodístico de investigación venezolano Armando.info, por lo que hoy ambos medios publican de forma simultánea.
Presidencia ordenó comprar ventiladores viejos y dañados
El 27 de marzo pasado al día siguiente de que el hospital regional Nicolás A. Solano, de La Chorrera, recibiera cuatro ventiladores Dräger, vendidos por Primo Medical Health Cares Solution la jefa del Departamento de Biomédica de esa institución, Claribel Rodríguez, redactó una nota recibida ese mismo día por la entonces ministra de Salud, Rosario Turner.
En esa fecha, la pandemia en Panamá cumplía 18 días desde el primer caso. De ahí que la nota fuera tramitada con inusual urgencia, pues su contenido era preocupante. Rodríguez examinó los ventiladores que serían usados por pacientes de la covid-19 y encontró una decena de deficiencias, varias graves.
Nunca antes en siete años de servicio había recibido un “equipo incompleto y con desperfectos”, dijo Rodríguez.
La Prensa obtuvo a través de terceras personas copia de la carta de Rodríguez, así como de otras enviadas a Turner por la jefa del Departamento de Biomédica del Ministerio de Salud (Minsa), Alicia Chu.
Advertencias
Las alertas de Rodríguez incluían que Primo Medical Health Cares Solution “no se encuentra registrada en el catálogo de oferentes para venta de ventiladores de [cuidados] intensivos” tal como lo reportó este medio anteriormente y que los equipos se fabricaron en 2014, lo cual era un problema, no solo por los años transcurridos, sino porque su software no estaba actualizado. Además, uno tenía la pantalla rota y otro, la tarjeta dañada.
Algunos no cumplían con su respectiva ficha técnica; que sus baterías de soporte no eran fiables dada la fecha de fabricación lo cual es grave considerando que el Nicolás A. Solano carece de planta eléctrica. Y, de hecho, el fabricante Dräger recomienda reemplazar las baterías.
Rodríguez también halló que habían piezas de ventilación hechas en 2013, que habían caducado en 2017.
También advertía que, para recibir los equipos adquiridos en una polémica compra del Ministerio de la Presidencia Primo debía asumir varias garantías, como actualizar el software; que la fábrica entrenara el personal que le daría mantenimiento y soporte técnico al equipo durante el período de garantía, que debía ser, al menos, de tres años en piezas y mano de obra; certificación del fabricante de que el equipo era nuevo y no reconstruido; y que garantizara repuestos por un mínimo de siete años (es decir, que los equipos estarían en uso en el año 13 desde su fabricación), y cambio inmediato de varias piezas.
Si la empresa no cumple estas exigencias advertía Rodríguez “el Departamento de Biomédica no se hará responsable de cualquier imprevisto que pudiera suscitar con estos equipos y que por la naturaleza de su utilidad son de vital importancia que cumplan con todos los requerimientos técnicos”.
Investigación
Turner pidió de inmediato a Alicia Chu “investigar y verificar” estas alertas.
El informe de la jefa del Departamento de Equipos de Biomédica del Minsa fue enviado a Turner el 2 de abril, cuando ya se habían distribuido 24 ventiladores de Primo Medical Health Cares Solution: 4 al Nicolás A. Solano; 15 al complejo Dr. Arnulfo Arias Madrid (de la Caja de Seguro Social (CSS), y 5 al San Miguel Arcángel (en San Miguelito).
Lo primero que le indicó Chu a la ministra sin dar detalles fue que el 26 de marzo cuando llegaron los ventiladores al Nicolás A. Solano recibió una llamada de la Presidencia sobre la carta de compromiso para pagarle a Primo Medical Health Care.
Le indicó que los equipos cumplían las especificaciones técnicas, pero que, ante lo acontecido con los ventiladores en La Chorrera, “se procedió a la cancelación de los [otros] treinta ventiladores faltantes que iban a ser distribuidos en los hospitales donde cuentan con más casos de la covid-19”.
Chu también afirmó que, tras hablar con el representante de ventas de Dräger en Panamá, Amilcar Pazco, este le dijo que Primo los subcontrató para actualizar los equipos y entregar los insumos faltantes, así como las garantías de su ficha técnica, “dando plena seguridad de que los equipos funcionarán al 100%”.
Después de advertir que Primo era la única capaz de entregar los equipos de inmediato, Chu subrayó que, pese a que su manufactura data de 2014, “estos equipos no pierden vida útil debido a que siempre se realizan las actualizaciones de software” y porque cuando se les da mantenimiento, se “incluye el cambio de piezas”.
Nuevos hallazgos
El 7 de abril de 2020, en una nota seguimiento, y con tres ventiladores más entregados, Chu completó su informe a la ministra confirmando los hallazgos de Rodríguez en el Nicolás A. Solano, y varios más, descubiertos por los departamentos de Biomédica de los hospitales que recibieron el resto de los ventiladores.
Por ejemplo, ventiladores hechos en 2013; sin compresores ni humidificador; con carencias de válvulas para entubar; sin filtros antibacteriales de alta eficiencia, sin los cuales los ventiladores no se pueden usar. Incluso, indicó que con algunos equipos “no se tiene la certeza de qué mecanismos utilizan para evitar que el aire exhalado no lleve partículas al exterior”.
Pese a todo, Chu nuevamente afirmó que los equipos no pierden vida útil porque su software se actualiza y por el cambio de piezas. Precisamente, Chu indicó a Turner que los equipos los actualizó Dräger, aunque no suministró piezas, repuestos ni los insumos faltantes, quizás debido a que según Chu Primo “no ha realizado la contratación de Draeger Panamá [sic] para realizar las subsanaciones de los insumos faltantes y el respaldo de las garantías estimadas en la ficha técnica con sus mantenimientos preventivo y correctivo, dando plena seguridad que los equipos funcionen al 100%”.
La carta decía que se solicitó a Primo varias garantías, las mismas que exigía Rodríguez para recibir los ventiladores en el Nicolás A. Solano. El 2 de mayo, Chu dirigió una tercera carta a Turner en la que listó todos los equipos entregados por Primo Medical Health Cares Solution (32 en total, incluidos 4 al hospital Anita Moreno, en Los Santos, que esperaban ser instalados) y que todos estaban funcionando.
Listó todas sus deficiencias, por hospital, y que las observaciones hechas a Primo estaban siendo subsanadas “paulatinamente”.
Silencio
La Prensa intentó hablar en múltiples ocasiones con Turner, pero evitó responder. Los detalles de estas compras se mantienen ocultos. La Prensa, desde mayo pasado, ha solicitado a través de la Ley de Transparencia, tanto a la Presidencia como al Ministerio de Salud, los detalles de la compra, sin éxito. Tampoco Chu quiso comentar el contenido de sus cartas.
Primo Medical Health Care Solution marca registrada de Primo Medical Group Corp. (PMG) vendió los ventiladores Dräger, pese a no estar autorizada, confirmó a La Prensa meses atrás el fabricante alemán. Pero Primo tampoco quiso hacer comentario alguno.
La Prensa y el medio digital de investigación venezolano Armando.info, pidieron a PMG una explicación sobre el contenido de las cartas descritas en los párrafos anteriores.
Después de más de tres intentos, no hubo respuesta, a pesar de los hallazgos de los departamentos de Biomédica de los hospitales donde funcionan sus ventiladores, los cuales confirmaron que ninguno de los equipos de primo fue fabricado en 2015, como afirmó en mayo pasado Carlos Bogarín, director ejecutivo de PMG.
El perfil venezolano
Contrario a lo ocurrido en Panamá, en Venezuela varias clínicas y el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales rechazaron ventiladores Dräger fabricados en 2012, ofrecidos entre abril y julio pasado en plena pandemia por su fabricación de vieja data. Así lo comprobó el equipo periodístico de Armando.info. Los ofreció la empresa Continental Médica, que sí está autorizada desde 2009 por Dräger para distribuir sus equipos, confirmó Dräger a La Prensa.
Continental Médica es liderada por Daniel Rangel Baron, y hasta hace unos cinco años, por Isabel Rangel Baron, ambos tíos de Carlos, Roberto y Rommel Bogarín Rangel, directivos de PMG. Actualmente solo Daniel permanece en la directiva. En Panamá, Rommel y Roberto Bogarín Rangel son directores consejeros de la fundación de interés privado Alastor, en la que Isabel Rangel Baron es presidenta.
Según Carlos Bogarín, hace más de 40 años PMG creada en Panamá en 2017 se dedica a la venta de insumos médicos.
Sin embargo, de las dos sociedades bajo el nombre Primo, la más antigua, registrada en 2015 Primo Medical Group HK Panama Corp. se llamó hasta mayo 2019, Boga Group Corp., y se dedicaba a la venta de partes automotrices. La empresa fue “reorientada” y “por ello se cambió el nombre, y actualmente pertenece a otra unidad de negocios del grupo Primo Medical”, respondió la empresa en mayo.
La familia Rangel Baron es recordada en Venezuela por un escándalo de supuesta corrupción, en 2015, en el que estuvo involucrada Continental Médica. Los Rangel Baron tienen 19 empresas en Venezuela y otras 28 en el exterior (10 en Panamá), publicó el medio digital Runrunes.
El padre de los hermanos Bogarín Rangel Rommel Bogarín Grau fue contador de varias empresas de los Rangel Baron. En Venezuela, antes de incursionar en el sector salud, la familia Rangel Baron tenía negocios en el área automotriz, el mismo campo de PMG de Panamá antes de cambiar de nombre y actividad.
¿Cómo ingresaron al país los 32 ventiladores vendidos a Panamá, si Aduanas no tiene registro de su importación? Los Bogarín Rangel evitaron responder.
Continental Médica, a su turno, dijo no ser proveedora de PMG o que negociara la venta de equipos Dräger para Panamá. Negó que tenga relación con los hermanos Bogarín Rangel.
Los Bogarín Rangel figuraban hasta enero pasado en la sociedad PMG Logistic Corp. , integrante, junto a la mexicana Intercontinental de Medicamentos, del consorcio Salud en Control, a la que la CSS le adjudicó en marzo pasado un controvertido contrato de $168 millones actualmente suspendido para almacenar y distribuir medicamentos.
Precio de intermediario
La Prensa tuvo acceso a una lista de cartas de compromiso de compra de la Presidencia. Esta reveló que se cotizaron 53 ventiladores con Primo, por un total de $2.3 millones, o $43,400 la unidad, en promedio.
En Panamá Compra, los precios con las especificaciones técnicas de los ventiladores ofrecidos por Primo Medical Health Cares Solution, pero ofertados por Dräger Panamá entre 2017 y 2019, oscilan entre $6 mil y $17 mil. En internet, los modelos entregados por Primo cuestan entre $13 mil y $32 mil.
Aunque estos productos aumentan de precio anualmente entre 3% y 10%, un equipo de 2013-2014 debería ser 30% más económico, indicaron dos comerciantes de equipos médicos, pero, según Primo, sus modelos oscilan entre $30 mil y $100 mil. Se conoció que el más sofisticado y costoso de los ventiladores Dräger cuesta $50 mil.
La Contraloría no contestó si conocía de esta transacción, cuyo pago aún estaría pendiente.
(Tomado de La Prensa)