Como era de esperarse, al Ministerio de la Presidencia y a la Contraloría General de la República, no les gusta la transparencia.
Resulta que estas dos entidades rindieron cuentas el mismo día, y las dos parecen tapaderas de una misma olla, porque para ninguna ha habido ni siquiera indicios de actos de corrupción en plena pandemia de la covid-19, donde las contrataciones directas, incluso de empresas consentidas, han estado a la orden del día.

Lo triste es que el contralor se las daba de independiente, quiso ser presidente y ahora parece un fan de su partido al peor estilo de María Carter Pantalones.
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Mientras que Gaby Carrizo, quien aspira a ser el #1 del Palacio de las Garzas, la transparencia no es lo suyo. No se compraron los ventiladores famosos porque los medios independientes y los ciudadanos hicieron que su antiguo viceministro saliera huyendo del cargo sin dar explicaciones.
Solís y Carrizo son cínicos, pero se sienten protegidos e impunes, porque controlan todo el aparato político del país con su partido, el PRD, y sus aliados.