Denso, mordaz, divertido, pero también muy crítico, como suele ser en sus reflexiones sobre la situación política de Panamá, el artista Rubén Blades comentó lo que desde su óptica ocurrió en el encuentro del pasado viernes 31 de marzo que sostuvieron Ricardo Lombana y Ricardo Martinelli durante el acto de firma del Pacto Ético Digital, promovido por el Tribunal Electoral (TE), donde se dio un incidente que todavía hace eco en los distintos medios de comunicación.
El también ministro de Turismo durante la administración de Martín Torrijos (2004-2009) no pasa por alto el evento del TE, al que califica como una convocatoria absurda que solo sirve para mantener la fachada de que el civismo existe en Panamá, toda vez que a su juicio es muy improbable que las malas prácticas de ataques por redes sociales (a cargo de call center y otras personas) pueda ser controlado. “Bajo circunstancias ‘normales’ , la gente utiliza la excusa del derecho de ‘libertad de opinión’, para insultar, calumniar, desinformar, y no les pasa nada”, acota.
Pero al centrarse en la expresión que le ha valido críticas a Lombana, de que él y Martinelli quieren los mejor para Panamá, Blades -abierto y duro crítico del expresidente- expone que Martinelli es el ejemplo más horrible que pueda tener el país como político o persona, por lo que es impensable decir que quiere lo mejor para este. Recuerda sus casos de corrupción, así como la reciente designación por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos como persona significativamente corrupta, por lo cual no puede ingresar a ese país.
No obstante, cuando entra a analizar el actuar y las críticas hacia Lombana hace interesantes reflexiones, como por ejemplo, que el 90% de las personas nunca expresan lo que verdaderamente piensan, ya sea por temor o las consecuencias que produzcan su honestidad.
“A todos desde niños nos crían aconsejándonos que evitemos enfrentamientos y problemas y que siempre demostremos decencia, especialmente hacia los que son indecentes. La idea de que todos, hasta los corruptos, merecen ser tratados con respeto y consideración, siempre me ha parecido absurda, aunque descanse en el axioma cristiano de poner la otra mejilla”, alega el laureado artista.
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Y agrega que quizás debido a la solemnidad del evento del TE Lombana mostró decencia con un corrupto creyendo que ello certificaría su superioridad moral. “Yo no considero esos silencios como muestra de educación. Son una forma de evadir la realidad y sus consecuencias”, dice Rubén Blades.
El autor de ‘Pedro Navaja’ no se limita al comportamiento de Lombana, sino que lo extrapola al del resto de la sociedad panameña, que maneja un concepto de vivir entre la corrupción y dejar vivir a un corrupto.
“Lombana no expresó públicamente el desprecio por Martinelli que debe sentir cualquier persona con escrúpulos porque quizás esa ingenua percepción del “vivir y dejar vivir” le aseguró que ganaba más estrechándole la mano a su rival que simplemente evitando su contacto. Lombana pudo haber evadido el encuentro, pero no lo hizo, y los medios, que viven de la polémica, inmediatamente abanicaron su equivocado cálculo”, considera en el escrito.
No obstante lo anterior, considera exagerado afirmar que por el saludo a Martinelli la pretensión electoral de Lombana no merezca apoyo. Para ello pidió hacer la reflexión de si los ciudadanos se disocian de todo aquel que aupa la pretensión electoral de un designado corrupto, como es el caso de los militantes políticos que respaldan a Martinelli, unos 200 mil según la inscripción de su partido.
Blades sigue hurgando en la herida y manifiesta que en Panamá aceptamos a la corrupción como un modo de vida, natural y por ende, manejable. Y que más rápido nos ofendemos y protestamos contra el matrimonio igualitario -algo que atañe a la vida privada de las personas- que por los flagrantes hechos de corrupción que nos afecta a todos.
“Creo que a Martinelli le importa un pito lo que piensa Lombana de él y posiblemente hasta lo sorprendió el tono amistoso del intercambio. Los beneficiados directamente por el episodio han sido Roux y Martín, porque habrá ahora quienes ya no confían en la voluntad de Lombana para enfrentar con carácter la corrupción que constantemente denuncia, desencanto que podría resultar en el apoyo a otro candidato”, expone Rubén Blades, quien cierra su escrito considerando que en Panamá la cosa está tan mal que “comprendemos mejor los asuntos relacionados al malandraje político y la decencia en la política es hoy identificada por muchos como una debilidad peligrosa”.
Lea el documento completo de Rubén Blades en el siguiente enlace: https://www.rubenblades.com/la-esquina/sobre-la-reunion-de-los-ricardo-albertos