Estudiantes de 37 centros escolares de áreas rurales y comarcales se verán beneficiados con agua potable como parte del acuerdo de cooperación entre el Meduca, la subregional de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para Mesoamérica y Representante en Panamá.
La iniciativa, que fortalecerá la implementación del programa “Estudiar sin hambre”, comprende la asistencia técnica del organismo en el diseño e instalación sistemas de captación, almacenamiento, tratamiento y abastecimiento de agua para consumo, saneamiento, higiene e inocuidad de los alimentos, manejo de los sistemas y capacitación a las escuelas y comunidades para su funcionamiento y mantenimiento.
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Igualmente, se firmó otra iniciativa de acompañamiento de la FAO en la capacitación a los educadores de las cuatro escuelas que forman parte del plan piloto de “Estudiar sin hambre” para la promoción de una alimentación nutritiva, saludable, balanceada y culturalmente adecuada y la puesta en práctica de huertos escolares con enfoque pedagógico para los estudiantes.
La ministra de Educación, Maruja Gorday de Villalobos, señaló que en las casi mil 900 escuelas de los 300 corregimientos donde se implementará el programa “Estudiar sin hambre”, incluidos en el Plan Colmena, se ha identificado la necesidad de invertir recursos en energía y agua potable porque el 47% de los centros educativos no están conectadas a acueductos.
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La combinación de los programas de alimentación escolar con la mejora del acceso a agua potable supondrá una mejora integral en la salud de los escolares, al reducir las afecciones gastrointestinales y mejorar la nutrición. “Es una contribución significativa al rendimiento escolar de los niños y niñas, al desarrollo de su potencial y de sus posibilidades para acceder a una vida plena y digna”, agregó Adoniran Sánchez de la FAO.
De acuerdo con el último censo de talla en escolares de primer grado, el retardo de crecimiento afectaba al 15.9% de los estudiantes de Panamá. Sin embargo, en la comarca indígena de Guna Yala alcanzaba el 61.4%, y en la comarca Ngäbe Buglé al 53.4%, lo cual demuestra las disparidades existentes.