La gravedad del secuestro de los activos de Corporación La Prensa, por un expresidente del partido en gobierno actualmente, sin existir un fallo de un caso que tiene ocho años, y precisamente en este momento, va más allá de ideas políticas u opiniones a favor o en contra de la línea editorial del medio.
Hoy esta acción es contra el diario La Prensa, pero mañana puede ser contra cualquiera. Lo peligroso del hecho trasciende además por el abuso del poder político, porque siembra miedo y produce la autocensura del ejercicio del periodismo libre. Una vez más un juez de la República olvida que su deber es garantizar la justicia como un derecho de todos los ciudadanos a acceder a la información necesaria para conocer, decidir y participar de la vida en sociedad.
Alertamos a la ciudadanía, sea cual sea su afiliación o ideas políticas, de que los derechos de libertad de expresión e información no son de los medios, si no de cada persona y son requisitos indispensables para que siquiera exista una sociedad democrática. Cuando estas libertades y derechos nos son arrebatados todos los otros derechos se vuelven letra muerta.
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Nosotros, los que abajo firmamos, antiguos colaboradores de La Prensa, repudiamos la intimidación a la prensa libre, a la libertad de expresión y la libertad de prensa, que es la más importante de todas las libertades y que además es la base de la democracia, que en este país costó la vida de una cantidad aún no confirmada de panameños. Consideramos que esta es una nueva tentativa de callar y cerrar el diario La Prensa. Deploramos la decisión que apoya los reiterados intentos de acallar a un medio de comunicación que un grupo considera hostil porque no dobla la rodilla ante su poder.