Cada año, millones de panameños se lanzan a las calles para celebrar el Carnaval de Panamá, ese “fiesta de alegría” llena de música, colores y desfiles. Pero, ¿qué estamos celebrando realmente? Porque lejos de ser una gran fiesta, el Carnaval se ha convertido en un espectáculo que refleja lo peor de nuestros problemas sociales.
El “Carnaval de la Resaca”
Lo llamamos tradición, pero lo que realmente estamos celebrando es una cultura de excesos disfrazada de alegría. Desde la pirotecnia que intoxica el aire, pasando por la música ensordecedora que invade todo, hasta las toneladas de basura que quedan en las calles al final de la fiesta, parece que el Carnaval de Panamá es más bien un desastre ecológico con un toque de caos.
Y luego, claro, la resaca. No solo la física, sino la social. Un país que sigue estancado en sus mismos problemas, en su mismo ruido, sin avanzar realmente.
Sexismo: Las Mujeres Solo Como Adorno
Uno de los aspectos más vergonzosos del Carnaval es el sexismo. Las mujeres, año tras año, se ven reducidas a adornos. Son “reinas” pero solo para ser admiradas, juzgadas y comparadas entre ellas. Se convierten en una competencia de quién brilla más, quién tiene más curvas, o quién se ve más “perfecta” para el show. Mientras tanto, los hombres gritan “¡Viva la reina!” y se embriagan, celebrando el espectáculo sin cuestionar el rol que le hemos dado a la mujer en todo este circo.
Tunas: Rivalidad Machista y Homofóbica
Y no nos olvidemos de las Tunas. Esta rivalidad sigue siendo uno de los momentos más vergonzosos del Carnaval. En pleno 2025, donde se supone que estamos evolucionando como sociedad, aún seguimos viendo cómo la homofobia y el machismo siguen vivitos y coleando en medio de la “fiesta”. Llamar a un hombre gay o a una mujer lesbiana sigue siendo un insulto para muchos. ¿Y eso es lo que queremos celebrar? ¿Una cultura que refuerza la intolerancia?
¿Cultura o Simple Circo?
El Carnaval de Panamá, más que un reflejo de nuestra identidad cultural, parece un espejo de lo que no estamos dispuestos a cambiar. ¿Es esto lo que consideramos cultura o simplemente un reflejo de nuestra incapacidad para evolucionar como sociedad? La verdad es que, tras el maquillaje, las luces y los desfiles, lo que queda es un país atrapado en sus mismos problemas: intolerancia, machismo, sexismo, contaminación y un vacío de conciencia social.
Cada año, la misma historia. Cada año, el mismo carnaval. Pero… ¿quién se atreve a cuestionar lo que realmente estamos celebrando?


