En el distrito de Dolega, provincia de Chiriquí, los residentes de la comunidad de El Flor decidieron dejar a un lado las promesas vacías de las autoridades y tomar acción directa. Luego de años de pedir soluciones a las pésimas condiciones de su vía de acceso, ahora son ellos mismos quienes han tomado la pala, el cemento y la responsabilidad.
Con fondos propios y mucha colaboración vecinal, los moradores se organizaron para comprar cemento, arena y piedra, materiales con los que han comenzado a tapar los enormes huecos que convierten la calle principal en una pista de obstáculos.
“Ya estamos cansados de esperar al MOP o a los representantes, que solo vienen cuando hay elecciones. Mientras tanto, somos nosotros los que sufrimos”, comentó uno de los residentes, mientras mezclaba concreto bajo el inclemente sol chiricano.
La improvisada cuadrilla trabaja de forma voluntaria, buscando al menos aliviar el riesgo que enfrentan conductores y transportistas todos los días. El paso de vehículos pesados ha agravado el deterioro de la vía, y las lluvias de la temporada han hecho que los huecos parezcan cráteres lunares.
Este gesto de resiliencia ciudadana no solo demuestra el abandono institucional, sino también el poder de la organización comunitaria. Sin embargo, los vecinos exigen que las autoridades no se laven las manos y que pronto se presente una solución definitiva y técnica a la problemática vial.