Reciente escribí sobre los 113 años de fundación de la Escuela Artes y Oficios Melchor Lasso de la Vega. Reseñaba la connotación que la palabra maestro tenía en esa escuela en los inicios de república. Mucha agua ha pasado bajo ese puente. Recuerdo que en mi infancia, el maestro iba a tu casa, conversaba con tus padres, observaba tu situación económica y decidía si eras candidato para ir al comedor de la escuela. El respeto al educador era tal, que tal que se decía: “El maestro era tu padre fuera de tu hogar”. Independientemente de las épocas, los educadores son aquellas personas que nos marcan desde el inicio de nuestras vidas.
En Panamá, el 1 de diciembre, se celebra el Día del Maestro, como honor y recordación del nacimiento del educador Manuel José Hurtado, quien fue uno de los pioneros de la educación en Panamá y que en su momento fue Director General de Instrucción Pública. Más allá de esta distinción, los educadores son base para el crecimiento social, económico y político de un país. Sencillamente porque en la educación parte el cambio que puede transformar los destinos de un país y sus ciudadanos. Mucho se ha hablado de la diferencias de clases sociales.
Separando a ricos de pobres, pero más allá de esa miserable división, la realidad era y es: los educados y los no educados. Hoy en día celebramos porque alguien de alguna etnia logra un puesto o alcanza un grado académico, cuando lo que debemos celebrar es que más panameños tengan acceso a la educación.
Hoy hago un alto y me quito el sombrero ante todos los educadores. Nosotros también vivimos las tragedias y logros de nuestros estudiantes. Ponemos nuestro granito de arena y seguimos adelante…”Gloria al ser abnegado que cuida…”
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito…y gratis.