¡Aquí vamos de nuevo! Justo cuando creíamos haberlo visto todo, la Contraloría General de la República nos sorprende con un jugoso espectáculo de aumentos salariales para su personal de alto rango, cortesía del contralor Gerardo Solís, a punto de cerrar su mandato este 31 de diciembre. ¿El truco? Cambiar títulos en la planilla, disfrazándolos bajo el cargo de “asistente ejecutivo II” . ¡Y el resultado es un aumento de millas de dólares!
¿De directores a “asistentes ejecutivos”? ¡Qué elegancia!
La movida está clara en la planilla de diciembre: antes teníamos directores y subdirectores con salarios que oscilaban entre $4,191 y $4,680 mensuales. Ahora, con el nuevo título mágico, ganan $5,000. ¿Quienes? Los nombres no son secretos: Diana King (Administración y Finanzas), Jesús González (Tecnología), Elia Díaz (Incentivos Fiscales), entre otros.
Incluso la secretaria general, Zenia Vásquez, pasó de $3,340 a $5,500 mensuales. ¡Eso sí que es un ascenso express! Lo curioso es que la planilla dice que empezó hace un mes, cuando en realidad lleva casi cinco años en el puesto. ¿Error o jugada maestra?
¿Todo legal? El sindicato dice que no
Ezequiel Garibaldi, secretario general de Sitracog, se lanzó con todo: “No existe fundamento legal para estos aumentos” , denunció en un comunicado. Además, criticó que el personal regular no verá ni un centavo de su bono de productividad anual, implementado por el mismo Solís en 2022.
¿Y qué dice Mulino?
El presidente Raúl Mulino ya había advertido en junio que estos aumentos eran una “insensatez”. Sin embargo, parece que Solís fue más rápido.
El trasfondo: “méritos” en papel y bolsillo lleno
El reglamento que permite este festín salarial se publicó en junio de este año. Supuestamente, los aumentos serán efectivos desde enero de 2025, pero... sorpresa: los beneficiarios ya están cobrando. Entre ellos, subdirectores que ahora ganan $4,500 mensuales, dejando atrás los $3,700 a $4,155 de antes.
¿Qué nos queda?
Un país que observa cómo el juego de títulos y salarios sigue beneficiando a unos pocos, mientras el resto se queda esperando. Todo bajo la dirección del contralor saliente, que no quiso irse sin dejar una marca... aunque sea en los cheques de sus aliados.
¿Es este el legado que Panamá necesita? La audiencia está dividida, pero una cosa es segura: el telón de esta obra apenas comienza a caer.
Con información de prensa.com



