El 10 de julio es sin duda la fecha más triste de nuestra historia como República. Y es que un día como hoy, hace 32 años, Panamá vivió la peor pesadilla cuando miles de manifestantes pertenecientes a la Cruzada Civilista fueron brutalmente por reprimidos en varios puntos de la ciudad capital por miembros de las extintas Fuerzas de Defensas bajo el mando del General Manuel Antonio Noriega.
Aquel viernes de 1987, llamado ‘Viernes Negro’, la oposición al régimen que encabezaba Noriega había convocado a ‘La Gran Cruzada Blanca’ en las inmediaciones de la Iglesia del Carmen en Vía España para protestar por varios hechos que habían sucedido previamente entre los cuales estaban el fraude de las elecciones generales de 1984, la renuncia obligada del Presidente Nicolás Ardito Barletta y el asesinato del médico Hugo Spadafora, entre otros.
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Quizás evitando lo inevitable, el Presidente en funciones Eric Arturo Delvalle ordenó que se prohibían las marchas, pero hubo caso omiso. Los manifestantes empezaron a congregarse en el lugar señalado, pero horas después aparecieron las fuerzas anti-motines conocidas en ese entonces como ‘Dobermans’ para reprimirles.
Aquello fue de terror. Unas 600 personas fueron detenidas y más de mil terminaron sufriendo heridas. Los privados de libertad fueron llevadas a la ya desaparecida Cárcel Modelo donde sufrieron todo tipo de abusos físicos y mentales. Delvalle suspendió las garantías constitucionales, hubo un apagón general y se decretó toque de queda. Aún así las las protestas siguieron.
“Nuestras armas eran pañuelos blancos. Las de ellos eran escopetas de perdigones, gases lacrimógenos, varas policiales, manoplas y otros pertrechos militares. Nos atacaron con saña, con rabia”, comentó en el 2005 en una entrevista al diario La Prensa, Marco Ameglio mientras ejercía el cargo de presidente del Partido Panameñista.
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“Creo que pagamos un precio por la democracia, pero lamentablemente, ese costo ha sido poco valorado por quienes olvidan y no miran hacia el pasado. Es bueno recordar lo que sucedió ese viernes 10 de julio, porque aquellos hechos nos permiten saber qué pasa ahora en nuestro país, hacia dónde se está moviendo y qué factores inciden en el descontento reinante en la actualidad”, agregó Ameglio en aquella nota.
CINCO AÑOS DESPUÉS CONDENARON A NORIEGA
Dos años después aquel ‘Viernes Negro’, Noriega fue derrocado por una invasión militar de Estados Unidos y llevado a ese país para ser enjuiciado por el delito de lavado de dinero y narcotráfico.
Curiosamente, un 10 de julio de 1992, Noriega fue condenado a 40 años de prisión, pena que se le rebajó primero a 30 años y luego a 20 por su buena conducta mientras estuvo recluido en una cárcel de Miami. Posteriormente fue llevado a Francia donde había sido condenado en 2010 a 7 años de prisión por blanqueo de dinero para el narcotráfico.
Tras pasar año y medio detenido en Francia, más un año y medio que estuvo preso en Miami esperando su traslado a ese país europeo, Noriega fue dejado en libertad condicional y de allí extraditado a Panamá el 11 de diciembre de 2011 para purgar condena por varios crímenes y otros hechos delictivos cometidos durante la dictadura militar que el encabezó.
Luego de ser operado en 2017 de un tumor cerebral benigno, la madrugada del 29 de mayo de 2017, Noriega falleció en una habitación del Hospital Santo Tomás a los 83 años de edad.
“Le pido perdón a toda persona que se sienta ofendida, afectada, perjudicada o humillada por mis acciones o las de mis superiores en el cumplimiento de órdenes, o de la de mis subalternos en ese mismo estatutos durante mi gobierno civil y militar. Cierro el ciclo de la era militar como el último general de ese grupo pidiendo perdón como comandante en jefe, como jefe de gobierno”, dijo Noriega en una entrevista concedida a Telemetro Reporta en 2015.
Con la muerte de Noriega para muchos se cerró un ciclo amargo y doloroso de nuestra historia. Dolor que algunos aún resienten cada fecha como hoy.