El número de muertos por el terremoto de magnitud 7,2 que sacudió el suroeste de Haití durante el fin de semana aumentó a 1.941 y la cifra de heridos a más de 9.900, informó el martes la Dirección de Protección Civil de la nación caribeña.
Más de 60.000 hogares resultaron destruidos y otros 76.000 sufrieron daños diversos, mientras que muchos edificios públicos también fueron afectados o colapsaron durante el sismo, agregaron las autoridades haitianas.
El poderoso temblor se produjo a unos 160 kilómetros al oeste de la capital, Puerto Príncipe. Miles de personas que quedaron sin hogar por el desastre enfrentaron más miseria cuando la tormenta tropical Grace azotó el empobrecido país con registros de hasta 38 centímetros cúbicos de lluvia.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos advirtió sobre inundaciones repentinas y urbanas y posibles deslizamientos de tierra.
Aún recuperándose de un temblor que en 2010 devastó Puerto Príncipe, Haití ya estaba en estado de shock por el asesinato de su presidente Jovenel Moise el 7 de julio pasado cuando ocurrió el desastre.
Moise fue asesinado en su casa por un escuadrón armado, sacudiendo a un país que ya viene luchando sacrificadamente contra la creciente violencia de las pandillas y el azote de la pandemia de coronavirus.
Hasta el momento ha llegado algo de ayuda del exterior, incluidos equipos de búsqueda especializados de Estados Unidos, así como 15,4 toneladas de alimentos, medicinas y agua de México.
Un terremoto de magnitud 7 en enero de 2010 había dejado en ruinas gran parte de Puerto Príncipe y ciudades cercanas, matando a más de 200.000 personas.
Más de 1,5 millones de haitianos se quedaron sin hogar en ese desastre, que también destruyó el 60% del sistema de salud de Haití, dejando un enorme desafío para las autoridades y la comunidad humanitaria internacional.
Esta vez, en el medio del desastre, empapados y exhaustos, muchos haitianos no tenían más remedio que hacer sus necesidades en calles amenazadas por las inundaciones. En la ciudad de Los Cayos, más de 200 personas armaban refugios precarios en un campo de fútbol inundado, bajo un viento y una lluvia persistentes.
Al calvario de los damnificados que duermen a la intemperie se sumaron los chubascos de la tormenta tropical Grace el martes. En estas condiciones, las autoridades haitianas pidieron que se “extreme la vigilancia” por las casas agrietadas, que podrían terminarse de derrumbar bajo el peso de la lluvia.
(Con información de Infobae)