El Instituto de Virología de Wuhan, ubicado en una colina al sur de la ciudad, ha sido objeto de intensas especulaciones sobre su posible relación con el origen del covid-19. Este laboratorio, que alberga patógenos peligrosos y cuenta con un alto nivel de bioseguridad, se convirtió en el centro de atención tras el inicio de la pandemia. En 2017, la revista Nature destacó la preocupación internacional sobre la seguridad del laboratorio, dado que se investigan amenazas biológicas del futuro, lo que llevó a temores sobre una posible fuga de virus.
La viróloga Shi Zhengli, una de las principales investigadoras del laboratorio, expresó en una entrevista su angustia ante la posibilidad de que el virus hubiera escapado de sus instalaciones. Sin embargo, tras revisar los protocolos de seguridad y los registros, concluyó que no hubo fallos en su manejo. En febrero de 2020, Shi publicó en redes sociales que el nuevo coronavirus era un “castigo de la naturaleza” y aseguró que no tenía relación con su laboratorio.
A lo largo de los años, la teoría de la fuga del laboratorio ha resurgido, especialmente tras informes recientes de la CIA que sugieren esta posibilidad, aunque sin pruebas concretas. La respuesta del gobierno chino ha sido contundente, calificando estas afirmaciones como engañosas y pidiendo investigaciones científicas rigurosas para esclarecer el origen del virus.
A pesar de las investigaciones realizadas por la OMS y otras agencias que consideran más probable un origen zoonótico del virus, las dudas persisten debido a la coincidencia temporal entre el inicio de la pandemia y las actividades del laboratorio.
(Con información de www.elmundo.es)