Las condolencias y los llamados a defender la libertad religiosa se multiplicaron en el mundo en reacción a los sangrientos atentados de este domingo en Sri Lanka contra tres iglesias católicas, donde los cristianos celebraban la Pascua, y varios hoteles.
Al menos 207 personas murieron y 450 resultaron heridas en la cadena de explosiones ocurridas en cuatro hoteles, tres iglesias y un complejo residencial, según datos oficiales.
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El número de muertos asciende ahora a 207 y el de heridos a 450, afirmó el portavoz de la Policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara, en una rueda de prensa en Colombo.
Ante la gravedad de la situación, el gobierno ordenó un toque de queda de duración indeterminada que entró en vigor este domingo y el bloque temporario de las redes sociales.
Por su parte el papa Francisco expresó su “tristeza” ante estos “graves atentados, que precisamente este domingo, día de Pascua, trajeron duelo y dolor a varias iglesias y otros lugares de reunión en Sri Lanka” y se declaró cerca de “todas las víctimas de una violencia tan cruel”.
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El balance de los atentados podría agravarse pues se registraron más de 300 heridos en estos ataques de una violencia inusual, que todavía no fueron reivindicados.
Se trata del episodio más violento ocurrido en ese país desde el fin de la guerra civil, hace una década.