El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, dijo este jueves que es físicamente inviable cerrar las fronteras a los migrantes, y afirmó que lo que debe hacerse es ir tras los “coyotes” o traficantes de personas.
Ulloa, en declaraciones desde San Salvador a la emisora panameña Radio Hogar, voz de la Iglesia católica, destacó en ese sentido que antes de quedarse en un solo aspecto, “es el momento como Estado panameño, como autoridad y sociedad de “desenmascarar la trata de personas que está en el fondo de este desbordamiento” migratorio.
“Es el momento oportuno para no solo desenmascarar, sino aplicar todo el rigor de la ley a los coyotes y a la trata de personas”, añadió.
El prelado, que asiste en San Salvador a una reunión de obispos y responsables de migración y de movilidad humana de las fronteras de EE.UU., México, Centroamérica y Panamá, se refirió igualmente a lo que significaría bloquear la frontera al paso de los migrantes.
Ulloa consideró que esta posibilidad de cierre de la frontera es “físicamente imposible” por su porosidad y también en razón de que “hay muchos huecos”.
El arzobispo panameño dijo que antes de pensar en ello lo hay que hacer es “seguir tendiendo siempre la mano a los migrantes que tarde o temprano van a estar de paso”, algo que “no es negociable desde nuestro punto de vista de la fe”.
Panamá es un país de tránsito del éxodo americano que ha recibido y ofrecido servicios médicos y de alimentación este año a más de 300.000 migrantes que se dirigen a Norteamérica, una cifra récord que deja atrás los 248.284 de 2022 y los 133.726 de 2021.
Este flujo migratorio transita por la inhóspita jungla del Darién, un parque nacional que es la frontera natural con Colombia, a merced de los rigores del entorno salvaje y también de grupos criminales que cometen asaltos y violaciones.
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