Ellen Greenberg, una maestra de 27 años, fue hallada muerta el 26 de enero de 2011 en su apartamento de Filadelfia, con 20 puñaladas en su cuerpo, incluyendo 10 en la espalda y varias en la cabeza.
El forense que realizó la autopsia en 2011, doctor Marlon Osbourne, inicialmente determinó que la muerte de Ellen era un homicidio. No obstante, tras una reunión a puertas cerradas con la policía, cambió su conclusión y la clasificó oficialmente como suicidio, una conclusión que ha sido objeto de controversia desde el principio, con la familia de Ellen y expertos forenses cuestionando la decisión..
Más de una década después, Osbourne dio un paso atrás. En una declaración reciente, citada por la revista estadounidense People, afirmó su nueva postura.
“Basándome en mi consideración de la nueva información que se me presentó después de dejar mi puesto como médico forense de la ciudad de Filadelfia, junto con los hallazgos originales de mi autopsia y la información considerada mientras estaba involucrado activamente en el caso de Ellen, es mi opinión profesional que la forma de muerte de Ellen debería designarse como algo diferente al suicidio”, dijo.
Esta declaración revitaliza la lucha de la familia Greenberg, que ha buscado que la causa de muerte sea reclasificada como homicidio o indeterminada. Además, han presentado una demanda civil para anular la determinación de suicidio, que ha sido aceptada por la Corte Suprema de Pensilvania.
Irregularidades en la investigación incluyen la falta de huellas dactilares en el cuchillo hallado en el cuerpo, la limpieza del apartamento antes del registro policial y la ausencia de análisis forenses adecuados. Expertos independientes también han coincidido en que es “altamente improbable” que Ellen se haya autoinfligido esas heridas. La situación se complica aún más con el acceso no autorizado al apartamento por parte del tío del prometido de Ellen, lo que podría haber alterado pruebas clave.
(Con información de www.infobae.com)