Integrantes de una pandilla asesinaron al menos a 110 personas durante el fin de semana en Cité Soleil, una de las comunas más afectadas por la pobreza y la violencia en Haití. Este ataque fue ordenado por el líder de la banda criminal Wharf Jeremie, Monel Mikano Félix, quien acusó a las víctimas, todas mayores de 60 años, de haber causado la enfermedad de su hijo a través de rituales de brujería, según denuncias de la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) el domingo por la noche.
Félix, que buscó el consejo de un chamán vudú, culpó a los ancianos del barrio por la muerte de su hijo, que ocurrió el sábado por la tarde. Los miembros de la pandilla llevaron a cabo la matanza utilizando machetes y armas blancas, asesinando al menos a 60 personas el viernes y 50 el sábado. Los habitantes de Cité Soleil viven bajo el control opresivo del crimen organizado, que ha reemplazado al Estado en muchas áreas del país caribeño. La prohibición del uso de teléfonos móviles ha dificultado la recopilación de información sobre estos crímenes.
Monel Mikano Félix es uno de los líderes más notorios junto a Jimmy “Barbecue” Chérizier, un expolicía que ha sido señalado como responsable de graves violaciones a los derechos humanos. Desde 2022, Félix tiene prohibida la entrada a la República Dominicana. En octubre, Naciones Unidas estimó que su banda contaba con aproximadamente 300 miembros y ha estado involucrada en otras áreas conflictivas de Puerto Príncipe.
La masacre del fin de semana es solo un ejemplo más del horror que enfrenta Haití debido a la violencia pandillera. En octubre, otra banda conocida como Gran Grif fue responsable de una masacre en Pont-Sonde, donde al menos 115 personas fueron asesinadas como represalia contra aquellos que colaboraban con grupos de autodefensa.
El gobierno haitiano ha luchado durante años para frenar el avance de las pandillas en la capital y sus alrededores. Después del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, las autoridades solicitaron ayuda internacional para fortalecer la policía local. Sin embargo, la misión aprobada por Naciones Unidas en 2023 ha funcionado con limitaciones y carece de recursos adecuados. A pesar de las solicitudes para transformar esta misión en una fuerza de paz permanente, el plan se ha estancado debido a la oposición de países como China y Rusia en el Consejo de Seguridad.