El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, es uno de los líderes internacionales que el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pretende incluir en la larga de invitados para su próxima toma de posesión el 1 de enero; sin embargo, una orden de 2019 firmada por el Gobierno de Jair Bolsonaro le impide su entrada en el país.
Además de Maduro, otro centenar de ciudadanos venezolanos tienen prohibida la entrada en el país como parte de este decreto ratificado no solo por Bolsonaro, sino también por quienes eran sus ministros de Justicia y Asuntos Exteriores de entonces, Sergio Moro y Ernesto Araújo, cuenta el diario ‘O Globo’.
Con la vuelta de Lula al Palacio del Planalto, la relación de Brasil con Venezuela cambiará de manera drástica, ya que se dejará de reconocer como jefe del Estado venezolano al opositor Juan Guaidó y a la embajadora que este designó, María Teresa Belandria, partícipe en la campaña de Bolsonaro y que ya abandonó el país por decisión propia tras el resultado de las elecciones.
La cuestión todavía no ha sido discutida por los equipos encargados de organizar la transición de poder y el Ministerio de Asuntos Exteriores, que no tiene intención alguna de retirar a Maduro de esa lista, por lo que su comparecencia en la toma de posesión de Lula se vería frustrada.
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Eso significa que el presidente Maduro solo podrá poner un pie en Brasil una vez Lula asuma el cargo y elimine esta medida, que se sumó al cierre de la Embajada brasileña en Caracas, así como del resto de consulados, y la adhesión de resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) contra el Gobierno venezolano y en apoyo a Guaidó.
El nuevo gobierno electo tiene intención de retomar relaciones con Venezuela, igual que ya hicieran otros países de la región, como Colombia.
Si bien el envío de un embajador a Caracas puede demorar algún tiempo, ya que se necesita el aval del Senado, la intención es reabrir las delegaciones diplomáticas cuanto antes.