El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó este miércoles el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, y pidió al país mantener la unidad y preservar el orden constitucional.
En un breve comunicado de su portavoz, Guterres trasladó su condolencias al pueblo y al Gobierno de Haití, al tiempo que subrayó que los responsables del crimen deben ser llevados ante la Justicia.
“El secretario general llama a todos los haitianos a preservar el orden constitucional, mantenerse unidos ante este horrible acto y rechazar toda la violencia. Naciones Unidas seguirá estando junto al Gobierno y el pueblo de Haití”, señaló el portavoz, Stéphane Dujarric.
Moise murió asesinado este miércoles por hombres armados que asaltaron su domicilio en Puerto Príncipe, según informó el primer ministro interino, Claude Joseph.
Joseph llamó a la calma de la población y aseguró que la “situación de seguridad del país está bajo control”. El crimen tiene lugar a falta de poco más de dos meses para las elecciones presidenciales y legislativas convocadas para el próximo 26 de septiembre, unos comicios en los que Moise no podía ser candidato.
Haití padece una fuerte crisis política desde mediados de 2018 y vivió su momento más grave el pasado 7 de febrero, fecha en la que Moise denunció que la oposición, con el respaldo de jueces, tramaba un golpe de Estado.
Al mismo tiempo, la inseguridad se ha agravado en especial desde comienzos de junio por luchas territoriales entre las bandas armadas que se disputan el control de los barrios más pobres de Puerto Príncipe. El propio Moise había pedido en junio apoyo internacional para acabar con la grave crisis de seguridad.
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El magnicidio de hoy sigue a una serie de asesinatos y a un conflicto que ha causado también miles de desplazados desde el pasado junio.
Según un informe del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH), más de 150 personas fueron asesinadas y otras 200 secuestradas entre el 1 y el 30 de junio pasado en la zona metropolitana de Puerto Príncipe.
La ONU, que durante años tuvo desplegados “cascos azules” en el país, cerró en 2019 su última misión de paz y la sustituyó por una pequeña presencia de carácter político.