El 1 de octubre del año pasado, un dólar se cambiaba en el mercado oficial por 4,19 bolívares, mientras que hoy se necesitan 8,18 bolívares para adquirirlo, según el Banco Central de Venezuela (BCV), lo que supone una devaluación de un 48 % frente a la divisa, que se incrementó en un 95 % en ese lapso.
Esta es la tercera reforma monetaria en el país en este siglo, y supuso la eliminación de seis ceros a la moneda, luego de las implementadas en 2008 por el Gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) y en 2018, con Nicolás Maduro en el poder, con las que se han suprimido un total de 14 ceros al bolívar.
EL EFECTIVO, UN PROBLEMA SIN RESOLVER
Tras la medida, el bolívar, que venía llamándose “soberano” desde 2018, pasó a denominarse “digital”, que, pese al adjetivo, tiene presentación física, con billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares.
Pero la reconversión “no ha generado mayores cambios en la dotación de efectivo en bolívares” respecto a la cantidad que circula antes en el país, dolarizado de facto tras cuatro años de hiperinflación, que terminó en diciembre pasado, dijo a Efe el economista Luis Arturo Bárcenas, jefe de la firma Ecoanalítica.
Según esta consultora, antes de la medida, el 5 % del dinero circulante era en bolívares en efectivo. Hoy, es el 6 %, apenas un punto más respecto al año pasado.
El bolívar en efectivo subsiste, principalmente, en el mercado informal y en el pago de bienes o servicios que cuestan menos de un dólar, como un caramelo, un cigarrillo, algunas verduras y hortalizas y el pasaje del transporte público.
El billete más bajo, de 5 bolívares, equivale a 61 centavos de dólar, mientras que el de mayor valor, el de 100 bolívares, es igual a 12 dólares, por lo que hacer pagos elevados en moneda nacional en efectivo sigue siendo complicado.
Para hacer una compra, por ejemplo, que satisfaga las necesidades mínimas de alimentación de una familia de cinco personas, se necesitan casi 32 billetes de 100 bolívares, según el costo de la canasta básica de alimentos calculada por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación de Maestros (Cendas-FVM), que lo ubica en 3.178,12 bolívares.
El dueño de dos comercios en una zona popular de Caracas -uno de ropa y otro de productos de cocina- dijo a Efe que el 70 % de los pagos que recibe son en bolívares, de los cuales solo el 10 % son en efectivo, sobre todo de productos de bajo precio.
LA DIGITALIZACIÓN DEL BOLÍVAR
La búsqueda de soluciones ante la pérdida del valor del bolívar y los problemas para pagar en efectivo llevó a adoptar mecanismos digitales para simplificar las transacciones, lo que se ha encontrado con otros inconvenientes, como las fallas en el servicio eléctrico y de internet.
“Todo el mundo pasa el punto (pago con tarjeta), hasta (por) un cigarro, que cuesta un bolívar, quieren pasar el punto”, dijo a Efe Samuel Morales, un comerciante caraqueño.
Hace un año, el BCV aseguró que el “cambio de escala monetaria” se apoya “en la profundización y desarrollo de la economía digital”, y lo consideró como “un hito histórico necesario en un momento en que el país comienza el camino de la recuperación económica”.
Según el ente emisor, la actividad económica creció un 14,65 % y 19,07 % en el tercer y cuarto trimestre de 2021, respectivamente, mientras que la mejora en los primeros tres meses de 2022 fue de 17,04 %, y entre abril y junio fue alrededor del 18,7 %.
El presidente del BCV sostuvo, el pasado agosto, que el organismo ha fortalecido la política fiscal, cambiaria y monetaria, aunque, desde principios de ese mes, el bolívar registró la mayor devaluación desde hace un año, al perder el 29 % de su valor frente al dólar.
Fuente: EFE