Hace 45 días explotó la peor crisis social que ha vivido Chile en tres décadas. Marchas multitudinarias y violencia en las calles se convirtieron en una encerrona para el poder político que ha respondido a un reclamo heterogéneo con gestos que los demandantes consideran insuficientes.
La convocatoria este domingo es para una marcha hacia la casa del presidente Sebastián Piñera, que celebra sus 70 años. Luego, al final de día, se buscará reunir a miles de personas frente al palacio presidencial de La Moneda para reclamar “cambios reales y no por un paracetamol y para la casa”, dice el mensaje.
El movimiento, convocado a través de redes sociales y sin liderazgo político visible, grita su escepticismo frente a todas las instituciones.
LEA TAMBIÉN: Tiroteo entre policías y narcos en México deja 14 muertos
Después del estallido el 18 de octubre con incendios, destrozos y saqueos en varias estaciones de metro de Santiago y supermercados, Piñera decretó el estado de emergencia y sacó los militares a la calle por unos días.
Pero tras seis semanas de protestas contra la desigualdad social, Chile cuenta 23 muertos cinco a manos de fuerzas del Estado y miles de heridos, entre ellos casi 300 con lesiones oculares.
Las fuerzas de seguridad son investigadas por más de 2 mil casos de violaciones a los derechos humanos, informó la Fiscalía.
Acosado por la potencia del movimiento Chile Despertó, que recibe el apoyo de más del 65% de la población según la encuestadora Cadem, Piñera, de derecha, enterró su plan intentando responder a los reclamos.
“Piñera ha hecho anuncios pobres, sigue creyendo que nos conformamos con limosnas”, afirma Cecilia Castillo, una administradora de 32 años en la última marcha en plaza Italia de Santiago.
LEA TAMBIÉN: Cae en Colombia presunto secuestrador de sobrina de García Márquez
En lo que ya es el mantra de esta primavera chilena, Castillo repite: “Estamos hartos de un Estado que no aporta en educación, salud y que nos da una vejez miserable”.
Sin ceder en la calle
A 23 días para los festejos de Navidad, las principales ciudades de Chile están marcadas por saqueos, pintadas, destrucciones, calles sin semáforos, centros comerciales que cierran temprano y avenidas comerciales con vitrinas tapadas por planchas metálicas o de madera contra el vandalismo.
En la noche del sábado, los incidentes entre manifestantes y policías -usuales en el centro de Santiago- se replicaron en las puertas de uno de los centros comerciales de la zona acaudalada de la ciudad.
¿Es más violento el encapuchado que saquea y agrade al policía o el Estado que reprime demandas sociales legítimas? El debate está servido y polariza cada vez más a una sociedad que hace 30 años salió de una dictadura que dejó más de 3.000 muertos o desaparecidos entre 1973 y 1990.
LEA TAMBIÉN: Nicolás Maduro pide a militares a estar alerta en frontera
“La violencia nunca ha cambiado nada”, indicó el sociólogo Eduardo Valenzuela, de la Universidad Católica al diario La Tercera.
Pero cada día de protestas significa un golpe más fuerte para el comercio y las Pymes, en una temporada navideña en la que un 61% de los chilenos gastaría menos en regalos, según proyecciones de la Cámara de Comercio citadas por diario El Mercurio.