“Europa encuentra de nuevo la esperanza cuando pone al hombre en el centro de sus instituciones. ¡San Benito, ruega por nosotros!”, fue la frase con la que lo recordó el Papa Francisco en el año 2018 al recordar la fecha de este santo.
San Benito nació en el municipio italiano de Nursia (Perugia) en torno al 480 d.C. San Benito fue definido por el ex Papa San Gregorio Magno como “un astro luminoso” en una época marcada por una grave crisis de valores.
Procedente de una familia noble, fue enviado a Roma por sus padres para asegurarle una adecuada formación, pero allí quedó perturbado por una tremenda crisis de valores y de instituciones, provocada por el final del Imperio Romano, por lo que decidió abandonar la ciudad. Tras vivir en soledad en una cueva, se dirigió a Montecasino (a alrededor de 130 kilómetros de Roma), donde entre las ruinas de una antigua acrópolis pagana construyó su primera abadía.
A San Benito se le atribuyen varios milagros. El más importante: la escritura de una regla para sus monjes, conocida luego como la “Santa Regla”. Escrita alrededor del 530 (d.C), es un manual y código de oración para la vida monacal.
Qué significa la medalla de San Benito
En la página oficial de la Abadía de San Benito de la ciudad de Luján, explican que “la medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una cruz, y en ella y a su alrededor, las letras iniciales de una oración o exorcismo”. Él recomendaba a sus discípulos usarla para ahuyentar al demonio y hacer el bien.
Su oración encierra una invocación a la Santa Cruz, “con el deseo suplicante de tenerla como guía y apoyo”, y la expresión del rechazo a Satanás. “Es una auténtica confesión de fe y de amor a Cristo, y una renuncia al diablo”, remarca la Abadía.
Hoy 11 de julio es el día de san Benito de acuerdo con el santoral católico y para que nos ayude puedes rezar su oración:
“Oh glorioso san Benito, modelo
sublime de todas las virtudes, vaso
puro de la gracia de Dios. Heme
aquí, humildemente postrado ante
ti, imploro tu corazón lleno de amor
para que intercedas por mí ante el trono divino de Dios.
A ti recurro en todos los peligros
que a diario me rodean. Protégeme
contra mis enemigos, contra el
maligno enemigo en todas sus
formas e inspírame a imitarte en todas las cosas.
Que tu bendición esté conmigo
siempre, de modo que pueda huir
de todo lo que no es agradable a
Dios y evitar así las ocasiones de
pecado.
Dulcemente te pido, que me
consigas de Dios los favores y
gracias de las cuales yo estoy tan
necesitado, en las pruebas, en las
miserias y en las aflicciones de la
vida.
Tu corazón siempre estuvo tan
lleno de amor, compasión y
misericordia hacia los que estaban
afligidos o con problemas de
cualquier tipo.
Tú nunca has despedido sin
consuelo y asistencia a cualquiera
que haya recurrido a ti. Por lo tanto,
invoco tu poderosa intercesión, con
esperanza y confiado en que tú
escucharás mis oraciones y me
alcanzarás la gracia especial y
favor que tan seriamente te
imploro (pedir el favor a recibir), si
es para la mayor gloria de Dios y el
bien de mi alma.
Ayúdame, Oh gran san Benito, vivir
y morir como un hijo fiel a Dios,
que sea siempre sumiso a Su santa
voluntad, para lograr la felicidad
eterna del cielo”
Amén.