El gobierno de Chile anunció el domingo el inicio de un proceso para reformar la Constitución, una de las exigencias de diversos sectores que por semanas han mantenido protestas en demanda de mejoras sociales.
El ministro del Interior, Gonzalo Blumer, dijo que el proceso debe pasar por el establecimiento de un Congreso Constituyente que tenga una “amplia participación” de los distintos sectores sociales y luego se ratifique en un plebiscito.
Blumel informó el plan a periodistas tras una reunión con el presidente, Sebastián Piñera.
“Entendemos que este es un trabajo que tenemos que hacer pensando siempre en el país”, dijo.
La Constitución chilena data de 1980, cuando aún regía la dictadura de Augusto Pinochet. Como parte de las protestas que han sumido al país sudamericano en una de sus mayores crisis políticas en la historia reciente se ha exigido la modificación de la carta magna.
En un intento por tratar de calmar la situación, el gobierno de Piñera ha impulsado ajustes sociales que incluyen ligeros incrementos a las pensiones y el salario mínimo. Sin embargo, las manifestaciones continúan.
Varios creen que las desigualdades por las que la gente protestan tienen su origen en la Constitución de Pinochet, que se mantuvo en el poder de 1973 a 1990, y que entre otras cosas privatizó los servicios básicos y creó sistemas de educación y salud a los que se puede acceder según el poder adquisitivo.