En un escenario polarizado entre los descontentos por el ajuste económico y quienes temen el regreso del populismo, los argentinos votaban el domingo en unas primarias que podrían arrojar cierta luz al complejo escenario político antes de las elecciones generales de octubre.
El presidente conservador Mauricio Macri, un reformista que cuenta con el apoyo de los mercados y Estados Unidos, busca la reelección en medio de un clima de descontento social por las políticas de ajuste económico que considera el remedio más eficaz tras más de una década de lo que califica como el despilfarro de gobiernos populistas.
El principal rival del mandatario es Alberto Fernández, precandidato a presidente y cuya compañera de fórmula es la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), aspirante a la vicepresidencia. Pese a las denuncias de corrupción contra la actual senadora y varios de sus ex funcionarios, amplios sectores de la población reivindican las políticas de redistribución social durante el kirchnerismo en el actual contexto de recesión económica, persistente inflación y desempleo.
Las primarias tienen como propósito definir los candidatos de cada partido. Pero en esta oportunidad todas las fuerzas políticas presentan un único postulante, por lo que permitirán calibrar en las urnas el respaldo con el que cuentan de cara a las presidenciales del 27 de octubre.
Tras depositar su voto en una escuela de Buenos Aires, Macri manifestó ante periodistas que está “tranquilo”. “Es muy importante lo que pase, expresa muchas cosas hacia dentro y fuera del país, está elección define los próximos 30 años”, afirmó el mandatario, quien asumió el poder a fines de 2015.
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Macri dijo que es necesario “continuar con las reformas” emprendidas y señaló que “los mercados esperan que los argentinos sigan en el mismo camino”.
El gobernante aspira a recuperar ventaja entre los electores con su compañero de fórmula, el senador peronista Miguel Ángel Pichetto, que busca atraer a los peronistas que no se identifican con el kirchnerismo. Según analistas, Pichetto da una garantía de gobernabilidad por su gran capacidad para negociar con legisladores y los gobernadores peronistas de varias provincias.
En tanto, luego de votar, Fernández destacó la importancia de las primarias para “elegir el futuro”. “Luego de las primarias haremos una convocatoria a todos los argentinos para que de una vez nos unamos para que resolvamos los infinitos problemas que tenemos”, dijo.
El precandidato presidencial fue jefe de gabinete del presidente Néstor Kirchner (2003-2007) y siguió ocupando el cargo durante el primer gobierno de Fernández de Kirchner hasta que en 2008 renunció en medio de un enfrentamiento con la entonces presidenta que los distanció, tiempo durante el cual fue uno de sus mayores críticos.
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La exgobernante votó en la sureña ciudad de Rio Gallegos y no quiso hablar con los periodistas.
Votantes entrevistados por The Associated Press manifestaron la profunda dicotomía que atraviesa al país.
“Creo que con este gobierno de Macri y Pichetto vamos a poder avanzar y dar una nueva oportunidad al presidente”, dijo a The Associated Press la jubilada Ayde Amra.
Emiliano Marson señaló que en Argentina se debería “hacer política para el pueblo y no para los capitales extranjeros como quedó marcado que estamos haciendo en el momento”.
Para las primarias están inscritas nueve fórmulas presidenciales y 33,8 millones de personas habilitadas para votar. Los precandidatos que no obtengan un mínimo de 1,5% de los votos no podrán participar en las elecciones de octubre.
Varias encuestas privadas de intención de voto le dan al precandidato kirchnerista una ventaja de entre 2 y 5 puntos porcentuales para las primarias. Si Fernández fuera el más votado el domingo por esa diferencia sobre el oficialismo, no necesariamente la elección de octubre estaría definida ya que los analistas creen que Macri podría atraer a votantes de otras fuerzas no kirchneristas.
El tercer precandidato mejor posicionado es el exministro de economía Roberto Lavagna con un nivel de apoyo que oscila entre 11,7% y 8,5%. Sus potenciales votantes son desencantados con Macri, indecisos y peronistas críticos con el kirchnerismo que eventualmente inclinarían la balanza a favor de uno de los dos principales contendientes en las presidenciales.
Lavagna dijo a periodistas que espera que “la gente vote con el corazón... sin otro tipo de cálculos". El precandidato integró el gobierno de Kirchner como titular de la cartera de economía cuando se apuntalaba la expansión de la actividad y después dejó el cargo tras algunas desavenencias.
Si el test del domingo arroja una ventaja más amplia a favor de Fernández se espera un cimbronazo financiero para los días siguientes ya que los mercados darían por seguro el regreso del populismo y pondrían en duda el cumplimiento de los compromisos de deuda asumidos por el actual gobierno.
Macri firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en 2018 a cambio de un préstamo récord por más de 56.000 millones de dólares.
Para ser elegido presidente se necesitan 45% de los votos o al menos 40% y tener una diferencia mayor a 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado. En caso de no alcanzarse esas cifras el 27 de octubre, se celebrará una segunda vuelta en noviembre.