Rodrigo Duterte, expresidente de Filipinas, fue detenido este martes 11 de marzo en el Aeropuerto Internacional de Manila tras regresar de un viaje a Hong Kong. Su arresto se produjo por orden de la Corte Penal Internacional (CPI), que lo investiga por crímenes de lesa humanidad relacionados con su violenta campaña antidrogas durante su mandato, que dejó más de 6 mil muertos según cifras oficiales, aunque se estima que el número real podría ser mucho mayor.
La detención causó revuelo en el aeropuerto, donde Duterte fue “subido a la fuerza” a un avión con destino a La Haya, según su hija, quien expresó su preocupación por las condiciones de salud de su padre. A pesar de la controversia, el Gobierno filipino confirmó que Duterte se encontraba bajo custodia y en buen estado de salud. La CPI ha estado investigando las ejecuciones extrajudiciales desde 2011, cuando Duterte era alcalde de Davao.
Duterte ha desafiado la legitimidad de la orden de arresto, cuestionando públicamente los cargos en su contra. Su antiguo portavoz calificó la detención como “ilegal”, argumentando que Filipinas se retiró de la CPI en 2019. Sin embargo, grupos de derechos humanos celebraron su arresto como un paso crucial hacia la rendición de cuentas.
La situación refleja las tensiones políticas en Filipinas y el legado controvertido de Duterte, conocido por su enfoque agresivo contra el narcotráfico y sus comentarios incendiarios. La administración del actual presidente Ferdinand Marcos Jr. ha indicado que cooperará con la CPI si se requiere.