La política boliviana atraviesa un nuevo episodio de tensión luego de que el expresidente Evo Morales denunciara que el gobierno de Luis Arce y sectores de la oposición buscan anular al Frente para la Victoria (FPV), partido que respalda su candidatura presidencial para las elecciones de 2025. Esta acusación surge tras la admisión de un recurso por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) que solicita la cancelación de la personería jurídica del FPV y del Partido de Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol) por no haber alcanzado el 3% de los votos en las elecciones de 2020.
A través de sus redes sociales, Morales expresó: “Pretenden anular la sigla del Frente Para la Victoria (FPV). Se nota demasiado que el gobierno se ha derechizado y los neoliberales e imperialistas no quieren que el indio vuelva nuevamente a la Presidencia”.
La admisión del recurso por parte del TSE ha generado diversas reacciones en el ámbito político. Mientras el oficialismo sostiene que se trata de una aplicación de la normativa electoral vigente, seguidores de Morales consideran que es una maniobra para impedir su participación en los próximos comicios.
Esta situación se enmarca en un contexto de creciente división dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), partido fundado por Morales. Recientemente, el expresidente renunció al MAS tras perder el liderazgo del mismo, y posteriormente formalizó su alianza con el FPV para postularse nuevamente a la presidencia.
Analistas políticos advierten que esta confrontación podría profundizar la polarización en Bolivia y afectar la estabilidad política de cara a las elecciones generales de 2025. Mientras tanto, la ciudadanía observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos y sus posibles repercusiones en el futuro del país.