Encadenados, privados de sueño y sin acceso a derechos básicos: así describen Daniel Vásquez y José Vicente Suárez su deportación desde Estados Unidos. Ambos migrantes colombianos emprendieron un arduo viaje para alcanzar el sueño americano, pero su experiencia se convirtió en una pesadilla.
Vásquez fue detenido en San Diego y luego trasladado a Laredo, donde pasó días en condiciones que califica de “degradantes”. Suárez, por su parte, invirtió más de 6.000 dólares y siete meses de travesía solo para ser deportado en dos semanas. Ambos coinciden en que el trato recibido fue inhumano y desmoralizador.
Ante las denuncias de abusos en los vuelos de deportación, el presidente colombiano Gustavo Petro bloqueó algunos traslados. Migrantes han reportado que se les negó el acceso al baño y fueron sometidos a humillaciones durante el viaje de regreso.
Mientras Vásquez busca regresar a EE.UU. legalmente, Suárez ha renunciado a su sueño. Sus testimonios reflejan una crisis migratoria que sigue cobrándose víctimas.