El Papa ha llamado desde República Democrática del Congo a “dejar las armas” y romper “el ciclo de la violencia”.
“Creer que las diferencias étnicas, regionales, sociales y religiosas vienen después y no son obstáculos, que los demás son hermanos y hermanas, miembros de la misma comunidad humana, que cada uno es destinatario de la paz que Jesús ha traído al mundo, es creer que los cristianos estamos llamados a colaborar con todos, a romper el ciclo de la violencia, a desmantelar las tramas del odio”, ha manifestado Francisco en la multitudinaria misa que ha celebrado esta mañana en el aeropuerto aeropuerto internacional de N’dolo en Kinshasa y en la que han participado cerca de dos millones de personas.
La eucaristía ha sido celebrada en rito zaireño, propio de RDC, una adaptación del rito romano ordinario que fue aprobada por la Congregación para el Culto Divino en 1988 con el título de Misal Romano para la Diócesis de Zaire (antiguo nombre de la República Democrática del Congo).
Este rito es el fruto de un largo proceso de inculturación de la liturgia entre los pontificados de Pablo VI y Juan Pablo II. El objetivo era abrir la liturgia a los valores culturales del pueblo congoleño. Francisco, que ha pronunciado la homilía, pero no ha celebrado la misa por sus problemas para mantenerse de pie, se ha referido a las heridas del país, que ha experimentado un recrudecimiento de la violencia en los últimos meses, “continuamente infectadas por el odio y la violencia”.
Ante los fieles de RDC, ha subrayado que Jesús sufre con ellos “ve las heridas que llevas” y a los violentos le ha increpado: “Que sea el momento oportuno para ti, que en este país te dices cristiano, pero cometes actos de violencia; a ti el Señor te dice: ‘Deja las armas, abraza la misericordia’”.
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En su homilía, el Papa ha señalado que la paz se forja a través de “tres manantiales para seguir alimentándola. Son el perdón, la comunidad y la misión”. “¡Cuánto bien nos hace limpiar nuestros corazones de la ira, de los remordimientos, de todo resentimiento y envidia! Queridos amigos y amigas, ¡que hoy sea el momento de gracia para acoger y experimentar el perdón de Jesús! Que sea el momento adecuado para ti, que llevas una pesada carga en el corazón y necesitas que te la quiten para poder volver a respirar”, ha destacado.
En otro momento de su homilía, Francisco se ha dirigido a los miembros de la Iglesia para advertirles del riesgo de “estar juntos, pero caminar por cuenta propia, buscando en la sociedad, y también en la Iglesia, el poder, la carrera, las ambiciones”.
“Hermanos, hermanas, estamos llamados a ser misioneros de paz, y esto nos dará paz. Es una decisión; es hacer sitio en nuestros corazones para todos, es creer que las diferencias étnicas, regionales, sociales y religiosas vienen después y no son obstáculos”, ha añadido. La misa en rito zaire ha sido celebrada en francés y lingala, una lengua bantú hablada en el noroeste del país. Tras la homilía del Papa Francisco, las oraciones de los fieles se han leído en francés y en las cuatro lenguas nacionales: tshiluba, liungala, swahili y kikongo.
Al final de la misa, el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa, ha saludo al Papa.