El Gobierno francés responde a las críticas sobre la lentitud en el arranque de la vacunación contra el coronavirus con una aceleración que se traduce en la ampliación de los grupos que van a recibir las inyecciones de forma prioritaria y en la creación de espacios específicos en la segunda fase.
El portavoz del Ejecutivo, Gabriel Attal, afirma en una entrevista publicada este domingo por “Le Journal du Dimanche” que ya ha empezado la aceleración a la que se refirió el presidente, Emmanuel Macron, en su discurso de Nochevieja.
Attal explica que desde este fin de semana se ha comenzado a vacunar a personal sanitario de más de 50 años (1,2 millones de personas potencialmente), un grupo para el que inicialmente no estaba previsto que se hiciera hasta el mes de febrero.
En los últimos días han llovido las críticas por la cadencia de administración de las 500 mil dosis que Francia ha recibido de Pfizer y BioNTech: sólo se han inyectado unos pocos cientos, frente a las más de 130 mil que se han aplicado en Alemania, que es el país que se toma como referente.
De ahí la reacción de Macron, que en su tradicional alocución a la nación el último día del año aseguró que no permitiría “que se instale una lentitud injustificada”.
El portavoz del Gobierno reitera que asumen su estrategia de haber elegido como población para vacunar en primer lugar a las personas mayores y dependientes de las residencias, pero al mismo tiempo admite que “eso no puede justificar retrasos inútiles”.
Por eso se adelanta la inmunización del personal sanitario de más de 50 años, pero también se pondrán en marcha antes de que empiece el mes de febrero puntos de vacunación para personas mayores que no viven en residencias, primero para los que tienen más de 75 años y luego para los de más de 65.
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Además, se van a modificar los procedimientos para la segunda fase que debe comenzar a comienzos de febrero, en la que el objetivo es administrar las dosis a 14 millones de personas, con centros de vacunación específicos.
Attal insiste en que todo el proceso va a estar regido por un principio, el de transparencia, sabedor de las grandes reticencias a la vacuna en Francia por la población.
Parte de ese ejercicio de transparencia es la constitución de un “consejo ciudadano” el próximo 10 de enero con 30 personas elegidas por sorteo y que “podrán plantear cualquier pregunta” y hacer “cualquier observación” al ministro de Sanidad, Olivier Véran, y al responsable de la campaña de vacunación, Alain Fischer.