Cuando ya se han escrito cientos de páginas y se han formulado miles de teorías, explicaciones y acusaciones sobre la historia del rey emérito de España Juan Carlos I y su examante Corinna Larsen, sucede algo nuevo que da un giro a todo y vuelve a poner en relieve un asunto que involucra amores prohibidos, dinero oscuro, fama, lujo, drama, acusaciones legales y una corona que tiembla.
Esta semana el impulso llegó por el lanzamiento del pódcast Corinna y el Rey que explora su relación con Juan Carlos I y que salió justo antes de que tuviera lugar una vista judicial de los abogados del exmonarca, de 84 años, al Reino Unido para solicitar su inmunidad en la demanda por acoso que entabló en ese país Larsen.Dada la complejidad del caso, los tres jueces del Tribunal de Apelación de Londres (ya hubo una sentencia en la que solo aceptaban la inmunidad del exrey hasta 2014, cuando abdicó) anunciaron que tardarán algún tiempo en pronunciarse, sin precisar fecha.La serie consta de ocho capítulos, de unos 40 minutos cada uno, en los que Corinna cuenta detalles en inglés sobre su historia de amor oculta durante una década.
Denunciando ocho años de amenazas, intrusiones, seguimiento, pirateo y difamación, la empresaria divorciada de un príncipe alemán presentó en 2020 una demanda civil por acoso en Londres, donde vive. Larsen asegura que Juan Carlos la hostigó desde 2012 buscando recuperar “regalos” que incluyen 65 millones de euros y reclama una indemnización por daños sicológicos y medidas de alejamiento.Tal parece que la examante del rey emérito está dispuesta a atacar por todos los frentes. Por eso buscó a la justicia británica, que ahora decidirá si el rey estaba protegido por inmunidad antes de obrar.Aquí vuelve a tomar otro cariz la historia, porque la versión que dieron los abogados de Larsen el martes pasado en Londres difería de la que habían ofrecido con anterioridad.
En esta ocasión aseguraron que el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, no había actuado de manera institucional y que incluso amigos empresarios de Juan Carlos I intervinieron en el acoso del que ella se siente víctima.
De esta manera, quieren demostrar que se trató de una iniciativa del ámbito privado del exmonarca y que no se relaciona con su posición real. Buscan así que la inmunidad no lo cubra y avanzar en un posible juicio.
En concreto, Larsen lo demandó por haber ordenado una operación de espionaje, en la que registraron su vivienda en Mónaco (había dicho que habían entrado agentes del CNI y ahora asegura que eran del Grupo Eulen, propiedad de un amigo del emérito) y de haber enviado a Sánz Roldán a mantener una conversación con ella en Londres con el fin de amedrentarla.Los hechos sucedieron en 2012 y, según asegura Corinna, le acarrearon problemas con su familia, la pérdida de clientes y le han producido una ansiedad y estados de angustia para las que ha recibido tratamiento médico.Por eso pide una orden judicial a Juan Carlos I que le impida comunicarse con ella o acercarse a una distancia inferior a 150 metros y el pago de una indemnización, que no cuantificó.Se trata de una demanda civil, en la que no caben órdenes de prisión ni extradición. Solo hay dinero en juego. Y siempre está la posibilidad de llegar a un acuerdo extrajudicial.
Un pódcast explosivo
El otro “juicio” no tiene lugar en los estrados sino ante el jurado de la opinión pública. En este nuevo round interviene la productora de pódcasts Project Brazan, impulsada por los periodistas Bradkley Hope y Tom Wright, que produjo ‘Corinna y el rey’.Laura Gómez se encarga de la narración en español y la voz principal es la de Larsen; también entrevistan a periodistas como Pilar Eyre y David Jiménez. Los dos primeros capítulos salieron el lunes pasado y los siguientes irán apareciendo semanalmente.El romance entre el rey Juan Carlos I y Larsen se descubrió en 2012, cuando el primero se rompió la cadera en una cacería en Botsuana, a donde había ido con ella. La información se filtró poco a poco, y cada vez se conocen más detalles explosivos de la pareja. El pódcast está lleno de ellos.
Se conocieron también en una cacería, pero en España, según cuenta. Era febrero de 2004. Juan Carlos I, que entonces era rey, tenía problemas con sus armas para cazar y le pidió ayuda porque ella, que estaba entre los invitados, era especialista en el tema.”(Juan Carlos) es claramente conocido por ser uno de los mayores seductores de la realeza”, dice el pódcast. “Por supuesto, me puse de pie y me cambié de asiento”, explica Larsen, que entonces tenía 39 años, dos hijos y dos separaciones. Allí empezó todo. Era “jovial, bromista, risueño”, asegura. “Era un tipo muy agradable”.Ella le explicó que había un problema en sus armas en el lugar donde empata la parte de madera con la de metal. Siguieron algunas llamadas telefónicas y a las conversaciones se fueron uniendo otros. Él pasó a dejarle mensajes telefónicos de parte del señor Sumer, en juego perspicaz con el acrónimo de su majestad el rey. Y la relación llegó al estilo de un matrimonio.
“Cuando la gente define aquello como un affaire y a mí me presentan como una querida, no es que sea peyorativo, es que simplemente no refleja la profundidad y amplitud de esta relación. Nunca me sentí tan casada antes como me sentí con el rey de España. En mi corazón, él era mi marido”, explica Larsen, para introducir su relación con Juan Carlos I.El relato muestra una vida paralela del rey, mantenida con suma discreción. En el primer capítulo, titulado ‘La casita’, cuenta que la instaló junto con su hijo Álex en un antiguo pabellón de caza acondicionado, cerca del palacio de la Zarzuela, en las afueras de Madrid. Él le había contado que su matrimonio con la reina Sofía era solo de apariencia.”Aunque ya me resultaba complejo estar con un hombre casado, comencé la relación con la condición de que fuera exclusiva”, señala. “En definitiva, no me interesaba formar parte de una especie de harén”.
Nunca me sentí tan casada antes como me sentí con el rey de España. En mi corazón, él era mi marido
El relato de Corinna Larsen sobre cómo conoció a la Reina Sofía en Zarzuela - Fuente: (LaSextaTV) pic.twitter.com/SAm9dYmFnc
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En esa “casita” llevaron la vida más normal posible. Años después se conoció una foto que escandalizó a la sociedad española, donde se ve al rey en pantalones cortos preparando un asado en compañía del hijo de Larsen.(Le puede interesar: La Hacienda española le sigue las cuentas al rey emérito Juan Carlos I)El segundo capítulo, ‘Vivir del cuento’, repasa la historia de España desde finales de la dictadura de Francisco Franco, cuando Juan Carlos era un adolescente. Se refiere a un episodio conocido por todos: la muerte de Alfonso, el hermano del rey. La versión oficial habla de un accidente cuando los jóvenes limpiaban las armas y un tiro terminó con la vida de ‘Alfonsito’, de 14 años.
Luego se han conocido otras teorías, hasta que ahora Corinna asegura que el rey le confesó: “Sí, yo apreté el gatillo y lo maté… pero fue un accidente”. “Claramente estuvieron jugando a un juego estúpido. En cualquier caso, él cargó el arma”, dice Larsen. “Nunca se ha investigado correctamente, claro, pero creo que, en el fondo de su alma y de su cabeza, él siente una gran culpa”, señala.”Tiene pesadillas. Creo que lo que más lo traumatizó fue que la primera reacción de su padre fue la de decir: ‘Prométeme que no lo hiciste a propósito’. Me puedo imaginar cómo se debió de sentir porque aquello significaba que el padre pensó que él había disparado deliberadamente a su hermano”. Y va más allá: “Su mamá, María de las Mercedes, se hunde en el alcohol, tanto que hasta llega a beberse su propio perfume”, revela. “Durante años acude a un centro de rehabilitación”, agrega.
Cosas poco habituales
“Había cosas que a mí me resultaban muy poco habituales, hasta el punto de que yo me refería a todo eso como ‘la corte de los milagros’”, dice. Y cuenta que el rey llamaba, por ejemplo, al dueño de algún castillo de Burdeos y le pedía que le enviara un poco de su vino, que le gustaba mucho. “Y de repente aparecían veinte cajas de este vino carísimo. Sus deseos eran las órdenes de los demás. Y la gente hacía lo imposible por agradarle”, dice.A juzgar por lo que cuenta, no había límites. “Lo observaba regresar de algunos viajes y parecía tan feliz como un niño de cinco años. Volvía con bolsas llenas de dinero, y yo le preguntaba: ‘Por Dios, ¿qué es eso?’. ‘Oh, me lo ha dado tal amigo, o este otro amigo’, me respondía. Era una situación bastante habitual”, cuenta Larssen justo antes del final.
Lo observaba regresar de algunos viajes y parecía tan feliz como un niño de cinco años. Volvía con bolsas llenas de dinero
Y mientras salen los siguientes episodios del pódcast, Juan Carlos permanece en Abu Dabi, a donde viajó en agosto de 2020 empujado por los descubrimientos de manejos opacos de sus cuentas, lo que despertó un escándalo nacional e investigaciones de la Justicia española que no terminaron en nada.El rey continúa con deseos de regresar del todo a España, donde puso un pie por un par de días en mayo, pero la oportunidad se le aleja cuanto más se conocen detalles de una historia sin punto final.
JUANITA SAMPER OSPIN ACORRESPONSAL EL TIEMPO MADRID