Un avión con 238 venezolanos presuntos miembros del Tren de Aragua y 23 de la MS-13 aterrizó en El Salvador tras ser deportados desde EE. UU., pese a una orden judicial que impedía su expulsión.
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, confirmó su llegada y anunció que permanecerán en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) por un año, renovable.
El Salvador habría acordado aceptar albergar en sus cárceles a unos 300 migrantes durante un año a un costo de 6 millones de dólares, reportó la agencia AP.
La Casa Blanca negó haber desobedecido la orden del juez James Boasberg, quien suspendió la medida de Trump basada en la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
El secretario de Estado, Marco Rubio, por su parte, elogió a Bukele por aceptar a los deportados en cárceles salvadoreñas a cambio de una compensación económica.
Por su parte, el gobierno venezolano, en un comunicado, rechazó la decisión de Trump, calificándola de “anacrónica” y “violatoria de los derechos humanos”.
“Este es uno de los episodios más oscuros de la historia humana, desde la esclavitud hasta el horror de los campos de concentración nazis”, señala el comunicado.