Con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, los Estados y entidades privadas están acelerando la venta y el uso de nuevas tecnologías de vigilancia que amenazan gravemente los derechos humanos, y esto sin que casi ninguna regulación les ponga límites, denunció una experta de la ONU.
Estas tecnologías son cada vez más invasivas y sofisticadas. Sus herramientas principales y más conocidas son los drones, la biometría, la inteligencia artificial y los programas de espionaje que se han extendido supuestamente para luchar contra el extremismo, pero que se utilizan sin normas que protejan los derechos de los ciudadanos y el Estado de Derecho.
La relatora de la ONU sobre la protección de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo, Fionnuala Ní Aoláin, dijo que esas mismas tecnologías se están utilizando para reprimir la disidencia legítima, a los defensores de los derechos humanos, a la prensa independiente y la acción humanitaria.
NOTICIA RELACIONADA: Revés. Querían anular la pena, pero la Corte confirmó la condena por caso ‘Pinchazos’.
“Como todos sabemos, el uso de tales tecnologías rara vez es de corta duración y rápidamente se convierte en algo habitual. Estas tecnologías de alto riesgo son escasamente reguladas y ello sin consideración de los derechos humanos o de las normas internacionales”, aseguró al presentar un informe sobre esta cuestión al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se reúne en Ginebra.
Ní Aoláin también habló del peligro de la venta y transferencia de estas tecnologías a países donde se violan sistemáticamente los derechos humanos y reclamó que este comercio se acabe.
Por otra parte, la experta independiente de la ONU respaldó un llamamiento internacional para que se prohíban las armas letales autónomas. EFE