Debilitada pero aún potente, la tormenta Barry inundó la Costa del Golfo de México, aunque parecía improbable que golpeara Nueva Orleans en su lento avance por la región.
Aun así, el gobernador, John Bel Edwards, instó el sábado a los vecinos del sur de Luisiana a mantenerse “atentos” y advirtió que el sistema aún podría causar inundaciones desastrosas durante la noche en una amplia zona de la costa.
“A esta tormenta todavía le queda mucho antes de salir de este estado”, dijo Edwards. “No bajen la guardia”.
En Mississippi ya habían caído hasta 7,6 centímetros de agua en la zona de Jackson antes del amanecer del domingo, y había más lluvia en camino. El Servicio Meteorológico Nacional emitió un aviso por inundaciones repentinas para la ciudad y algunos de sus suburbios.
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Nueva Orleans se había preparado para intensas lluvias el sábado, pero en su lugar recibió chaparrones moderados intermitentes y momentos de sol.
Aunque Barry seguirá descargando agua durante el resto del fin de semana, los meteorólogos rebajaron las previsiones de lluvia para la ciudad hasta el domingo a entre 5 y 10 centímetros (de 2 a 4 pulgadas).
Los expertos habían advertido antes de hasta 50 centímetros (20 pulgadas) de lluvia en Nueva Orleans, planteando el temor a que las bombas de agua reforzadas tras el huracán Katrina pudieran verse sobrecargadas.
Sin embargo, era demasiado pronto para decir con certeza que Nueva Orleans fuera a librarse, advirtió el experto del Servicio Meteorológico Nacional Robert Ricks. “Estamos en torno a la mitad de la maratón ahora mismo”, explicó el sábado por la noche. Los aguaceros podrían concentrarse durante la noche en una amplia zona con el centro en Lafayette, explicó. La ciudad se encuentra unos 193 kilómetros (120 millas) al oeste de Nueva Orleans.
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Las autoridades intentaban rescatar a una familia de cinco miembros atrapada por las aguas en Franklin, en el sur de Luisiana, según KTBS-TV. La Guardia Nacional tuvo que detener su misión de rescate inicial porque el agua había subido demasiado para llegar de forma segura a la vivienda de la familia. Franklin está unos 64 kilómetros al sureste de Lafayette.
En otras zonas de Luisiana el sábado, Barry inundó autopistas, obligó a la gente a trepar a sus tejados y arrojó intensas lluvias tras tocar tierra cerca de Intracoastal City, unos 257 kilómetros al oeste de Nueva Orleans. También Alabama y Mississippi sufrieron chaparrones.
Tras convertirse brevemente en huracán de categoría 1, el sistema se debilitó a tormenta tropical, según el Centro Nacional de Huracanes. Para el domingo de madrugada, sus vientos sostenidos máximos habían remitido a 72 kilómetros por hora.
En Mandeville, una ciudad cerca de Nueva Orleans en la costa norte del lago Pontchartrain, enfrente de Nueva Orleans, la marejada y el viento hicieron que el agua superara los diques y se adentrara en zonas urbanas. Decenas de personas vadeaban zonas inundadas con el agua por la rodilla para mirar las agitadas olas.