El 19 de marzo de 2020 una mujer de 25 años regresó a su casa, en la provincia china de Heilongjiang, desde los Estados Unidos. Como el área ya estaba libre de nuevos contagios de la covid-19, debió hacer cuarentena en su casa por si se había infectado en el viaje. Ella no tenía síntomas; sin embargo, pronto el novio de la madre de su vecino dio positivo de SARS-CoV-2. Mientras tanto, ella controlaba si había estado expuesta mediante pruebas de anticuerpos del coronavirus, que resultaron negativas el 31 de marzo y el 3 de abril.
Para entonces ya estaba muy avanzada la cadena de 71 contagios que la mujer, identificada como A0 en un estudio publicado en Emerging Infectious Diseases, del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), inició inadvertidamente, al usar el elevador de su edificio. La cantidad de personas, como el hecho de que ella haya sido asintomática e incluso que no se detectaran anticuerpos en los tests, volvió a mostrar el peligro del amplio contagio comunitario.
El 19 de marzo la inminente súper transmisora de la covid-19 llegó a su apartamento, donde vivía sola, y no se movió. Pero usó el elevador y al tocar el interior dejó copias del coronavirus. Su vecino del piso de abajo tomó el elevador poco después.
El 26 de marzo, el vecino recibió a su madre y al novio de la mujer, que cenaron, se quedaron hasta tarde y decidieron dormir allí hasta el día siguiente.
El 29 de mayo, la madre y su pareja fueron a una fiesta. Cuatro días más tarde, otra persona que asistió a la misma reunión sufrió un accidente cerebro-vascular (ACV): un hombre, al que sus dos hijos llevaron a un hospital. Allí les informaron que el paciente estaba además infectado por el SARS-CoV-2. El 6 de abril hubo que trasladarlo a un segundo hospital, porque su condición se había complicado.
El 7 de abril, el novio de la madre del vecino de A0 comenzó a mostrar síntomas de la covid-19. Dos días después, una prueba confirmó que se había contagiado. “Fue el primer caso confirmado en este grupo”, escribieron Liu Jingtao, Huang Jiaquan y Xiang Dandan en su estudio. El rastreo de sus contactos reveló que había transmitido el coronavirus a varios. En esa ocasión se descubrió que el vecino de A0 también era positivo. Pero no se comprendía todavía la cadena.
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En el primer hospital donde se trató al paciente de ACV (identificado en el trabajo como C1.1, y sus hijos como C1.2 y C1.3), 28 personas se infectaron, entre ellas cinco enfermeros, un médico y un empleado administrativo. En el segundo hospital se infectaron otras 20 personas.
Para entonces el rastreo de contactos se había centrado en el vecino de A0, identificado como B1.1; al hablar con los demás habitantes del edificio las autoridades se encontraron con la mujer que había regresado de un viaje al extranjero y le pidieron una nueva prueba de anticuerpos contra el SARS-CoV-2. El 10 de abril dio negativo; el 11, al repetirla, dio positivo.
“La secuencia del genoma del virus era distinta del genoma viral que circulaba en China desde antes”, escribieron los autores: esa fue la primera pista que permitió armar el rompecabezas de lo que, para entonces, se había convertido en una bola de nieve. En Heilongjiang, que había logrado controlar el virus y no había tenido contagios desde el 11 de marzo, la llegada de A0 reinició la cadena con cuatro casos al 9 de abril, que se multiplicaron hasta 71 el 22 de ese mes.
“Creemos que A0 era una portadora asintomática y que B1.1 (su vecino) se infectó en el contacto con las superficies del ascensor del edificio donde ambos vivían”, escribieron Liu y sus colegas. “Otros residentes en el edificio A0 dieron negativo en las pruebas de ácido nucleico y de anticuerpos séricos del SARS-CoV-2″.
El estudio distinguió entre los infectados a aquellos que desarrollaron síntomas y aquellos que fueron asintomáticos, como A0, y asignó una letra a cada subgrupo contagiado, como la familia C, y un número por cada generación de contagio (por ejemplo C1.2 y C1.3 son los hijos de C1.1, el paciente que sufrió un ACV).
“Nuestros resultados ilustran cómo una única infección asintomática de SARS-CoV-2 pudo generar una transmisión amplia en la comunidad”, destacó el estudio que publicó el CDC. “Las medidas continuas de protección, detección y aislamiento de las personas infectadas son esenciales para mitigar y contener la pandemia de COVID-19″, concluyeron, en alusión al uso de mascarillas en espacios públicos, la distancia social y el lavado frecuente de manos.
(Con información de Infobae)