Miguel Ángel Félix Gallardo, encarcelado más de tres décadas, habló por primera vez con la prensa y dijo que su familia ya alistó su funeral, debido al deterioro de salud que padece quien fuera máximo cabecilla en el Cártel de Guadalajara.
El llamado Jefe de jefes fue entrevistado por Telemundo desde el penal de Puente Grande, en Jalisco. Sordo, ciego, afectado por neumonía y con el brazo roto, ya solo quedan los restos de un hombre de 75 años que está resignado a morir tras las rejas.
Derrotado por el tiempo y las enfermedades, el Jefe de jefes tiene que usar una silla de ruedas, pues cada que intenta caminar solo se resbala. Con pasos casi a tientas fue que llegó a lesionarse el brazo izquierdo en la caída, según contó al medio estadounidenses. No ve del ojo izquierdo y debe ayudarse de un aparato auditivo color rosa para entender lo que otros dicen.
Aunque la primera parte de esta entrevista fue de apenas cinco minutos, eso bastó para mostrar a una persona envejecida e inofensiva, de nueva cuenta, como quien pide consideraciones en su encarcelamiento.
Su familia ya ha clamado en otras ocasiones que el sentenciado pase sus últimos días fuera de prisión, pero las autoridades insisten en mantenerlo recluso.
Félix Gallardo paga por el asesinato de Enrique Camarena, agente de la Administración del Control de Drogas (DEA), quien fue secuestrado, torturado y ejecutado en febrero de 1985.

Por este caso, las autoridades norteamericanas investigaron la participación de Rafael Caro Quintero, el Narco de narcos, y Ernesto Fonseca Carrillo, don Neto, quienes conformaban una organización para el envío de marihuana y cocaína desde Colombia y México a Estados Unidos.
Aunque el Narco de narcos y don Neto fueron detenidos en abril de 1985, el Jefe de jefes cayó cuatro años después, protegido por funcionarios corruptos.
Supuestamente, el ataque contra Kiki Camarena fue en represalia por sus actividades como agente infiltrado que llevaron, entre otros golpes, al decomiso de más de 10 mil toneladas de marihuana, en el rancho del Búfalo, Chihuahua, causándole pérdidas millonarias a Caro Quintero.
Miguel Ángel Félix Gallardo fue arrestado un sábado 8 de abril de 1989, por la noche, en Guadalajara. Algunos informes indican que estaba en bata de baño.
Al mismo tiempo que se ejecutaban estas acciones, fueron asegurados 80 policías de Culiacán, ciudad natal del capo. Cuando terminó el operativo, los oficiales quedaron libres, pues se temía que interfirieran. Algunos agentes sí se quedaron tras las rejas.
Tras su arresto le fueron incautadas diversas propiedades, incluidos un hotel, una farmacia, una empresa de bienes raíces, así como numerosas cuentas bancarias. Los cálculos de su fortuna se estimaron en 500 millones de dólares, así como un patrimonio de 50 casas y 200 ranchos.