Nació en Washington y dio sus primeros pasos en la capital estadounidense, pero con cuatro años cumplidos, llegó su momento de regresar a “casa”… en China.
Bei Bei, el último panda joven del National Zoo, partirá de Washington el martes, a bordo de un avión de FedEx especialmente acondicionado para la ocasión, tal como estaba planeado incluso antes de su nacimiento.
Así de estrictas son las normas de la “diplomacia panda”.
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En los últimos días, niños con abrigos y sombreros para protegerse del frío han hecho fila frente al recinto de los pandas en el zoológico para despedirse, muchos con letreros que decían “Bye bye Bei Bei” (Adiós, Bei Bei).
El National Zoo organizó toda una semana de eventos para despedir a Bei Bei, que significa “precioso tesoro” en mandarín.
Impasible, Bei Bei sigue masticando su bambú.
Marty Dearie es uno de sus cuidadores. Lo vio nacer en agosto de 2015 a través de la “cámara panda”, que graba a los pandas gigantes del zoológico las 24 horas del día. Bei Bei, que ahora pesa 114 kilos, ha vivido hasta ahora con sus padres, Tian Tian y Mei Xiang.
“Nuestro trabajo ha sido prepararlo para el viaje a China desde el momento en que nació...Es parte del acuerdo de préstamo”, explicó.
La “diplomacia panda” de China ha evolucionado con el correr de los años.
Hace un tiempo, Pekín daba pandas a naciones amigas, pero ahora que son considerados en peligro de extinción, los presta a zoológicos alrededor del mundo.
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Pero una vez que un panda cumple los cuatro años, es repatriado para reproducirse con otros animales en santuarios de China.
Los hermanos de Bei Bei, Tai Shan y Bao Bao, ya volvieron a China.
En tanto, sus padres permanecerán en el National Zoo al menos hasta diciembre de 2020, cuando sea negociado un nuevo acuerdo.
Aunque las condiciones estaban claras desde el principio, a Dearie le duele ver partir a Bei Bei. “Estoy seguro de que el día del viaje de Bei Bei soltaré algunas lágrimas”, dijo, admitiendo ser una persona “muy sensible”.
Miel y caña
Mover a un panda gigante a otro continente no es tarea fácil.
Por varias semanas, los cuidadores de Bei Bei lo han entrenado a sentarse en la jaula en la que viajará a China en un vuelo directo de 16 horas.
Un cuidador y un veterinario viajarán con él. Y el zoológico le preparará comidas para el camino, pues como todos los pandas come constantemente.
“Probablemente lleve al menos entre 15 y 20 kilos de bambú. También manzanas, zanahorias. Probablemente algo de caña y puede haber miel, galletas”, explicó Dearie.
FedEx pagará por el vuelo y la adaptación especial del Boeing 777, bautizado el “Panda Express” para la ocasión.
“Bei Bei y su equipaje serán el único envío a bordo del avión”, dijo la portavoz de FedEx, Rae Lyn Rushing.
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Tanto el público como sus cuidadores han acompañado a Bei Bei en momentos clave: sus primeros pasos, una operación en 2016 y su próxima partida.
En tanto, el nombre de Bei Bei fue revelado en una ceremonia en 2015 por la entonces primera dama estadounidense Michelle Obama y Peng Liyuan, esposa del presidente chino, Xi Jinping.
Aparte de ser adorados en el mundo entero, los pandas se han convertido en una herramienta política “extremadamente exitosa” para China, según Liselotte Odgaard, experta del centro de pensamiento Hudson Institute.
“Especialmente ahora cuando se escuchan tantas historias negativas sobre China”, y Washington está en medio de una guerra comercial con Pekín, “ellos usan a los pandas como una suerte de contrapeso para hacer de algún modo que el público general piense bien de China”, explicó Odgaard.
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Por supuesto, también es una herramienta lucrativa, pues los zoológicos pagan a China millones de dólares al año por sus pandas, que atraen hordas de visitantes.