Una vez más, el presidente Jair Bolsonaro escarbó en la herida abierta por la dictadura militar brasileña que detentó el poder durante 21 años marcados por la censura, la persecución política, las torturas y muertes.
Bolsonaro dijo este jueves que el fallecido coronel Carlos Brilhante Ustra, responsable por un centro ilegal de tortura donde estuvo detenida la expresidenta Dilma Rousseff durante la dictadura (1964-1985), fue un “héroe nacional”.
“(Ustra) Evitó que Brasil cayera en aquello que la izquierda quiere hoy en día”, aseguró Bolsonaro en un diálogo con periodistas en Brasilia.
El mandatario brasileño, un nostálgico de la última dictadura, niega que en Brasil hubiera un golpe en 1964 y asegura, en cambio, que los militares tomaron el poder de forma legítima con el apoyo de la sociedad civil para “enfrentar la amenaza comunista”.
La expresidenta Rousseff (2011-2016) dijo este jueves que es “inadmisible” que un jefe de Estado defienda la tortura y destaque la figura de Ustra.
“Es grave que un presidente exalte a un notorio torturador y defienda la tortura como política de Estado. La tortura está considerada un crimen contra la humanidad y es imprescriptible”, dijo la expresidenta a The Associated Press a través de una declaración enviada por un asesor.
“Es inadmisible que incumpla acuerdos firmados por su país violando principios fundamentales de civilidad de la comunidad internacional”, agregó Rousseff haciendo referencia a una convención de Naciones Unidas que en 1968 catalogó la tortura como crimen contra la humanidad.
Bolsonaro almorzó este jueves con la viuda de Ustra, quien es percibido como uno de los responsables por la práctica de torturas y asesinatos durante la dictadura por la Comisión Nacional de la Verdad (CNV), un órgano oficial que investigó violaciones a los derechos humanos.
El presidente ultraderechista ya lo había elogiado cuando todavía no había sido investido jefe de Estado.
En una de sus más controvertidas intervenciones en el Congreso, cuando votó a favor del proceso de destitución de Rousseff en 2016, el entonces legislador Bolsonaro llamó a celebrar la memoria de Ustra, calificado “el terror de Rousseff”.
Durante la última dictadura brasileña fueron contabilizadas 434 muertes o desapariciones y se cree que entre 30 y 50 mil personas fueron torturadas y detenidas clandestinamente, según la CNV. No obstante, una ley de amnistía ha impedido que los militares responsables sean castigados.
Ana Miranda, una farmacéutica jubilada que fue detenida y torturada por el gobierno militar por participar en protestas contra el gobierno, dijo que los comentarios significan “revolver en la herida” de un periodo sombrío.
Miranda estuvo recluida en un centro de detención bajo órdenes de Ustra. La mujer relató que mientras estuvo recluida le dieron patadas que le causaron heridas renales, choques eléctricos en la vagina e incluso los médicos del centro de tortura le dijeron que no tendría hijos.
“(Ustra) Era un hombre bien duro. A mí directamente no me golpeó, pero lo vi entrar en salas de interrogatorio y estimular a los torturadores a que fueran más violentos”, dijo Miranda.
Días atrás, Bolsonaro modificó la conformación de la Comisión de Muertos y Desaparecidos Políticos que depende del Ministerio de Derechos Humanos y ubicó en el órgano militares y miembros de su partido político.
Bolsonaro y ministros de su gobierno impulsan una relectura de la historia brasileña al negar que en 1964 se haya producido un golpe, movimiento que ha sido calificado como un “negacionismo ideológico” por integrantes de movimientos de derechos humanos.
El presidente publicó en sus redes sociales este jueves un video de 2014 en el que critica el trabajo de la CNV.
En un clima tenso por el malestar de organizaciones civiles y desoyendo recomendaciones de órganos de la justicia, algunos cuarteles celebraron en marzo de este año el aniversario del golpe militar, alentados por Bolsonaro.
“Es muy duro escuchar un discurso derechista que inventa cosas y distorsiona hechos que quienes los vivimos pasamos mucho sufrimiento”, agregó Miranda.