Boeing cerró el año 2024 con un balance desastroso, acumulando pérdidas cercanas a los 12 mil millones de dólares, lo que marca su sexto año consecutivo en números rojos. Este ejercicio estuvo marcado por múltiples crisis, comenzando con un incidente grave en enero, cuando una tapa del fuselaje de un avión de Alaska Airlines se desprendió en pleno vuelo, lo que generó nuevas dudas sobre la seguridad de sus aeronaves.
Las pérdidas del cuarto trimestre alcanzaron aproximadamente 3 mil 800 millones de dólares, sumándose a los $7 mil 968 millones perdidos en los primeros nueve meses del año.
Boeing anticipa ingresos de 15 mil 200 millones de dólares para ese trimestre, lo que representa una caída del 31% en comparación con el año anterior. Además, la compañía enfrentó una huelga de trabajadores que duró 53 días, lo que interrumpió significativamente su producción y llevó a un acuerdo salarial que implicará un aumento del 44% en cuatro años.
La situación se complicó aún más con cargos extraordinarios en sus programas de Defensa y Espacio, así como costos asociados a despidos que afectaron al 10% de su plantilla. Boeing también reportó un flujo de caja operativo negativo de 3 mil 500 millones de dólares, lo que indica una grave crisis financiera.
El nuevo CEO, Kelly Ortberg, ha expresado su compromiso para estabilizar la empresa y ha destacado los esfuerzos realizados para reiniciar la producción de varios modelos de aviones, incluyendo el 737 y el 777/777X. Sin embargo, la compañía sigue enfrentando desafíos significativos y deberá trabajar arduamente para recuperar la confianza de inversores y clientes tras un año tan tumultuoso.